El presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, invitó hoy en Londres a los empresarios británicos a invertir en Brasil, un «país con enormes desafíos» pero con un gran potencial de crecimiento, y que está viviendo un momento «casi mágico».
«Brasil es hoy y será en los próximos años un país de enormes desafíos, una nueva frontera de crecimiento económico, inclusión social y estabilidad política», declaró Lula en el discurso que cerró el seminario «Investing in Brazil», organizado conjuntamente por el diario británico Financial Times y la revista brasileña Valor Económico.
«Con nuestra autoestima renovada por los progresos de los últimos años, estamos confiados en que seremos capaces de enfrentarlos. Y quiero invitarles a todos a ser nuestros socios en esta empresa», agregó en el segundo y último día de su visita a Londres.
A las inversiones que ya están en marcha o previstas en las redes vial y ferroviaria, los puertos, el sector energético y el desarrollo social, se sumaron recientemente el Mundial de Fútbol de 2014, los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016 y, sobre todo, la onerosa y complicada explotación de las enormes reservas de petróleo submarino descubiertas en los dos últimos años.
«La exploración de estos gigantescos recursos abrirá una nueva frontera energética en el mundo. Y nosotros la queremos transformar la riqueza del petróleo en un nuevo impulso para el desarrollo de nuestro país», subrayó.
Lula destacó ante los empresarios los excelentes resultados de la economía brasileña, que debería crecer 1% en 2009 y 5% en 2010, antes de convertirse en una de las cinco primeras del mundo en 2016, según había indicado anteriormente la ministra y favorita para sucederle en el cargo, Dilma Rousseff.
«Estuvimos entre los últimos países del mundo en entrar en crisis y entre los primeros en salir», dijo, precisando que Brasil «salió muy bien de la prueba», gracias también a su menor dependencia de europeos y estadounidenses debido a la «diversificación» de socios comerciales, incluidos China o sus vecinos de Sudamérica.
Este crecimiento se debe en gran medida al consumo interno, en un momento en que el 50% de las familias del país están actualmente consideradas «de clase media» y cada vez más personas abandonan el umbral de pobreza.
Lula presumió también de la creación de «más de un millón de empleos» este año, de un estado financiero «muy saludable», de un incremento del comercio y de las inversiones, todo eso con una «inflación controlada».
El presidente brasileño aprovechó la ocasión para recordar a los europeos que la incipiente recuperación de la crisis, que «afectó sobre todo a los países en desarrollo», no debe hacer olvidar «las profundas transformaciones necesarias en la gobernancia mundial», como el fortalecimiento del G20 y la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
«Las nuevas estructuras y reglas deben reflejar la emergencia de los países en desarrollo como actores indispensables en un mundo cada vez más interdependiente», precisó el mandatario.
Antes de regresar a Brasil, Lula tenía previsto ser recibido en el Palacio de Buckingham por la reina Isabel II y recoger luego el premio Chatham House 2009, que otorga el prestigioso instituto británico de Relaciones Internacionales a la figura política que hizo «la aportación más significativa a la mejora de las relaciones internacionales en el año anterior».