Martí­, Juárez y Lincoln: la Conferencia de Monterrey


Coincidiendo con mi más reciente visita al Distrito Federal y Morelos, se estaba celebrando en Monterrey, Nuevo León, México, la «Primera Conferencia Internacional Martí­, Juárez y Lincoln en el ALMA de Nuestra América». A tan importante evento asistieron delegaciones de México, Cuba, Venezuela, Estados Unidos, Italia, Honduras, Nicaragua, Canadá, e invitados especiales. La Conferencia duró tres dí­as: del 15 al 17 de octubre.

Ricardo Rosales Román
rosalesroman.cgs@gmail.com

Los asistentes emitieron, entre otros, los siguientes documentos: 1) Declaración de Monterrey (Declaración Final); 2) Ponencia del doctor Miguel Concha sobre la Trascendencia de la Teologí­a de la Liberación para salir de la crisis; 3) Declaración a favor de los cinco antiterroristas cubanos prisioneros en las cárceles de Estados Unidos, y 4) Declaración contra el criminal bloqueo impuesto por EE.UU. a Cuba.

El objetivo principal de la Conferencia fue, como se dice en la Declaración Final, «definir las bases para la creación de la Alternativa Martiana para Nuestra América (ALMA)» y, de esa manera, fortalecer «los mecanismos de integración que como el ALBA, hacen realidad las aspiraciones de lograr la unidad e integración de nuestra Patria Grande Americana».

La caracterí­stica más sobresaliente de esta reunión fue su amplitud, pluralidad y lo diverso de las corrientes polí­ticas participantes, la composición de las delegaciones, y las diversas profesiones y categorí­as ocupacionales que estuvieron presentes. Esto, como se dice en la Declaración de Monterrey, «constituye un paso de gran importancia para definir también las bases y contenidos del nuevo pensamiento y lí­nea de acción que los pueblos de Nuestra América exigen hoy.

«La unidad de acción y la integración regional sobre bases nuevas que ha definido la ALBA, nos dibujan hoy un nuevo camino a nuestras luchas americanas por la definitiva liberación nacional y garantizar la igualdad de derechos para nuestros pueblos. Todo esto, unido a la necesidad de definir un pensamiento revolucionario y unitario basado en el pensamiento de José Martí­ y el legado de Bolí­var, Juárez y Lincoln y los libertadores de América». Así­ se consigna en la citada Declaración.

Los participantes en la Conferencia Internacional formularon un vehemente llamado a la opinión pública internacional a «estar alertas frente a las maniobras de las fuerzas retrógradas del Continente que intentan dar marcha atrás a los nuevos horizontes que tienen nuestros pueblos». Condenaron enérgicamente el Golpe de Estado perpetrado en Honduras por la oligarquí­a de ese paí­s y ratificaron su plena solidaridad con el heroico y valiente pueblo hondureño «que en difí­ciles condiciones de represión, ha enfrentado dí­a a dí­a a los golpistas exigiendo el retorno a la legalidad y al derecho a construir un paí­s más justo».

De la manera más enérgica condenaron «la decisión del Gobierno de Colombia de entregar la soberaní­a de ese hermano paí­s para convertirlo en una gigantesca base militar del imperialismo norteamericano dirigida contra las aspiraciones de los pueblos latinoamericanos y contra la ALBA, contra los procesos verdaderamente democráticos que tienen lugar en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, El Salvador, Paraguay y otros paí­ses».

Según se afirma en la Declaración Final, quienes participaron en la Conferencia ratificaron lo planteado en los documentos de su Convocatoria y en los que se puntualiza que «ante la quiebra de todos los sistemas de ideas de la civilización humana se impone ir al análisis del pensamiento de todos los próceres y pensadores que hayan hecho una contribución importante a la historia de la humanidad. Este análisis ha de realizarse con independencia de condicionantes ideológicos y polí­ticos, sin prejuicios de tipo alguno, seleccionando los mejores pensamientos aplicables a nuestra época».

Se trata, entonces, de «continuar estudiando el legado histórico de los que nos enseñaron a pensar y luchar por la dignidad de nuestros pueblos y alcanzar la plena integración de la Gran Patria Latinoamericana y Caribeña».

La Conferencia de Monterrey constituye, en el momento actual, un extraordinario y alentador esfuerzo en la búsqueda y concertación de la más amplia unidad de las fuerzas polí­ticas y sectores sociales y populares, a fin de ir desarrollando el nuevo pensamiento y la lí­nea de acción que guí­e, resuma y enriquezca, teórica y en la práctica, el cambio de época en que estamos y cuyo legado histórico está en la obra y acción de los próceres y pensadores que en el pasado lucharon y los que en el presente continúan en la batalla por nuestra real independencia. (Continuará) http://ricardorosalesroman.blogspot.com