¡Guatemala no tiene reservas alimentarias!


Durante los gobiernos de la revolución de octubre, el Estado benefició de forma directa a la población trabajadora y campesina. Se buscó apuntalar el desarrollo del paí­s, por medio de generar condiciones favorables para que la economí­a creciera interactuando la gran empresa con la clase trabajadora. Se crearon instituciones de apoyo al sector agrí­cola: el Instituto de Fomento de la Producción (INFOP), el Banco Nacional Agrario (BNA), el Departamento Agrario y los Comités Agrarios Locales. Estos últimos tres como instrumentos de aplicación de la Reforma Agraria.

Pablo Siguenza Ramí­rez
pablosiguenzaram@gmail.com

En 1948, el gobierno de Juan José Arévalo creó el INFOP. í‰ste tení­a por objeto incrementar, diversificar y racionalizar la producción en todos sus aspectos. Tuvo dentro de sus propósitos: combatir la escasez de las subsistencias, incrementando la producción de alimentos básicos. Con la acertada visión de crear reservas estratégicas de granos, se construyeron silos para el almacenaje en función de evitar la pérdida de cosechas de los agricultores.

Para inicios de 1967, el INFOP contaba con una existencia de 175 mil 598 quintales de maí­z en silos. Ese año las ventas públicas de maí­z fueron de 262 mil quintales. Se compró maí­z nacional y maí­z importado dependiendo de la oferta nacional. Con esto el gobierno planteaba una intervención efectiva en el mercado a nivel de contrarrestar un alza inmoderada del precio del maí­z. El arroz también fue sujeto de compra y venta por parte del INFOP.

En los años setentas, se creó el Instituto de Comercialización Agrí­cola, INDECA. Esta entidad procuró precios de garantí­a para la producción campesina de granos básicos; mantuvo reservas estratégicas de alimentos utilizadas por el Estado en calamidades como la sequí­a de 1972, el terremoto de febrero de 1976, y durante el conflicto armado interno. INDECA vendió alimentos al por menor en las épocas del año de poca oferta. Fue desmantelado por el gobierno neoliberal de ílvaro Arzú en 1997 y 1998.

Hoy la sociedad guatemalteca muestra su rostro más vergonzoso: desnutrición crónica en más de la mitad de sus infantes. Desigualdad estructural en la tenencia de la tierra, falta de polí­ticas de apoyo a la producción de alimentos, apertura comercial y cambio climático se unen en una tormenta perfecta para privar de alimentos básicos a grandes contingentes de hermanas y hermanos guatemaltecos.

Más que nunca es evidente la necesidad de que el gobierno implemente polí­ticas de apoyo a la producción nacional de alimentos básicos y garantice la capacidad estatal de contar con reservas alimentarias. La regulación pública de precios es un instrumento de polí­tica que beneficiarí­a tanto a las y los productores como al conjunto de consumidores en el campo y la ciudad. Las reservas públicas garantizarí­an disponibilidad de alimentos en momentos como el actual. Hoy Guatemala no tiene reservas públicas alimentarias.

Por ello, es imprescindible que el Congreso de la República apruebe de emergencia nacional la Iniciativa de Ley de Desarrollo Rural, presentada por el gobierno y organizaciones sociales. Dicha iniciativa se encuentra en la Comisión de Agricultura esperando dictamen favorable para su discusión posterior en el pleno.

El Legislativo debe asignar en el Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado 2010, los recursos suficientes para que se implemente la Polí­tica Nacional de Desarrollo Rural aprobada por el Poder Ejecutivo. Esta polí­tica incluye una serie de medidas en función de apoyar la economí­a campesina y fortalecer la producción nacional de alimentos, incluyendo la creación de reservas alimentarias y la compraventa pública de granos básicos.