La retirada del candidato opositor Abdulá Abdulá de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales afganas debería asegurar el mantenimiento en el poder del presidente saliente, Hamid Karzai, pese a ensombrecer su legitimidad y reforzar la insurrección talibán, según los observadores.
La decisión de retirarse anunciada por el ex ministro de Relaciones Exteriores, seis días antes de la fecha prevista para la celebración del segundo turno de las presidenciales, prologará la crisis política en la que está sumido Afganistán tras la primera vuelta electoral del 20 de agosto.
Los observadores afirman que, pese a la decisión de su opositor, Karzai, que ocupa el poder desde finales de 2001, tras la caída del régimen de los talibanes, desea que se celebre la segunda vuelta de las presidenciales el próximo sábado para dotar de legitimidad su segundo mandato.
Sin embargo, con muchos electores a los que los fraudes masivos del primer turno han hecho perder ilusiones y esperanzas y que, además, temen los ataques talibanes, la participación en esa segunda vuelta podría ser incluso menor a la de la primera, que ya fue de un 38,7%.
«Si la participación es muy baja, por debajo del 20%, e incluso si Karzai es declarado ganador, le faltará legitimidad», afirma Harun Mir, del Centro Afgano de Investigaciones y Estudios Políticos.
«Abdulá podría causar muchos problemas porque podría negarse a reconocer su autoridad y legitimidad», añade Mir.
Ante la actual situación, expertos y diplomáticos están divididos sobre qué pasará en Afganistán.
La posible retirada de un candidato en la segunda vuelta no estaba prevista por lo que será el Tribunal Supremo, organismo considerado pro Karzai, el que se ocupará de juzgar el caso, según un diplomático europeo que pidió el anonimato.
«Ahora les toca decidir al Tribunal Supremo y a la Comisión Electoral Independiente (CEI). Parece que el Tribunal confirmará el turno electoral y que Karzai será elegido. Después, eso será confirmado por la CEI», explica.
Abdulá no se ha aventurado a hacer conjeturas sobre la actual situación legal y ha dejado a sus partidarios la decisión de votar o no el 7 de noviembre.
Incluso ha dejado la puerta abierta a un eventual acuerdo político con Karzai en unas declaraciones al canal televisivo Sky News.
«Trabajar con Karzai no está en mi agenda. Trabajar en favor del cambio es el motivo por el que he hecho campaña. Pienso que es demasiado pronto para hablar de esa perspectiva», señaló.
Para Nader Nadery, jefe de la principal organización afgana de observadores electorales (FEFA), la ley afgana estipula la celebración de un segundo turno.
«La Constitución no deja otra alternativa. Hay poco margen para solucionar la situación en el marco legal actual», señaló.
En este contexto, el parlamentario independiente Daud Sultanzoy hizo un llamamiento para hallar nuevas alternativas.
«Es un terreno totalmente nuevo. Las elecciones han llegado a una segunda vuelta no por razones normales sino por fraudes», declaró a la AFP.
Sultanzoy defendió la organización de un nuevo Loya Jirga, es decir, el consejo tradicional de los jefes tribales a nivel nacional para persuadir a los talibanes «moderados» de su papel político y debilitar la insurrección.
Nadery, por su parte, lamentó que los grandes ganadores de la crisis sean los talibanes, que el domingo amenazaron con intensificar sus ataques antes de la segunda vuelta electoral.
Las amenazas de los talibanes están consideradas como una de las principales causas de la gran abstención que se dio en el primer turno de la presidencial.
«Una crisis política (…) como la conocida por el país en los últimos dos meses beneficiará sobre todo a los talibanes», subrayó Nadery.