Un «Davos del vino»


David Ridgway, comelier parisino. FOTO LA HORA: AFP

Crisis, cambio de hábitos de consumo, nuevos mercados asiáticos: cerca de 200 profesionales del mundo viní­cola debaten hasta hoy sobre el porvenir del sector en el marco del primer «Davos del vino», que se realiza en Cernobbio (norte de Italia), a orillas del lago Como.


«Esta idea me daba vueltas en la cabeza desde hace tres años, organizar un «Davos del vino», un debate para reflexionar, lejos de las ferias, con la participación de gente del mundo entero que viene para discutir sobre el futuro», explica el francés Franí§ois Mauss, organizador de este simposio mundial del vino, cuya primera edición se viene realizando desde el viernes.

Fundador de la asociación de cata del Gran Jurado Europeo, Mauss logró reunir cerca de doscientos productores, negociantes, importadores o coleccionistas de todo el mundo.

Para los profesionales, participar en esta reunión permite «crear una comunidad en un mundo del vino bastante atomizado e independiente», declara Jean-Jacques Parinet, propietario del viñedo Chí¢teau du Moulin-í -Vent, en la región de Beaujolais (Francia).

«Técnicamente, hay gente que hace vino de manera distinta a la mí­a, y eso me interesa», acota Jean Guyon, propietario de un viñedo en la región de Burdeos.

Stefano Silenzi, director de marketing de la gran empresa Gruppo Italiano Vini, participa en este foro porque desea comprender las mutaciones que registra el sector.

«La crisis ha acarreado un cambio en el mundo del vino. La euforia ha terminado, ahora hay que ser mejores y educar a los consumidores, en vez de tratar de buscar la expansión a toda costa», estima.

«En Francia no se cambia suficientemente, porque se pensaba que el vino era una panacea, y los grandes se durmieron sobre los laureles», considera Guyon.

Franí§ois Mauss estima que, frente a esas mutaciones, lo más importante para el vino hoy es combatir la «pérdida de identidad».

«El vino tiene una dimensión cultural e histórica. Estamos hoy frente a organizaciones poderosas, grandes grupos, que quieren reducirlo a ser una simple mercancí­a, cuando el futuro del vino está en su pasado», sostiene.

Las polí­ticas públicas «diabolizan el vino» actualmente, estima Charles Rolaz, administrador de la empresa viní­cola suiza Hammel. «La cuestión es si el consumo va a seguir bajando, pese a que hay la esperanza de que la gente consuma menos, pero vinos de mayor calidad», dice.

Para contrarrestar la baja del consumo en los paí­ses desarrollados, todos los profesionales cuentan con el desarrollo del sector en Asia.

«Para los grandes vinos, el porvenir es radiante en Asia. En cambio, los pequeños tendrán que afrontar la competencia de los vinos del «Nuevo Mundo» (Australia, América del Sur, Sudáfrica) que atraen a los consumidores con sus estructuras menos complejas y sus precios competitivos», señala Lim Chin Joo, coleccionista de Kuala Lumpur.