«Diplomacia de insultos»


Recuerdos. Hugo Chávez (I), presidente de Venezuela, en una foto de archivo con José Miguel Insulza, secretario general de la OEA.

Los insultos del presidente venezolano, Hugo Chávez, al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, como los que lanzó en septiembre contra George W. Bush en la ONU, minan la vocación de liderazgo regional de Caracas, advirtieron analistas y diplomáticos en Estados Unidos.


Durante la ceremonia de juramentación de su nuevo gabinete el martes, Chávez trató al titular de la OEA de «pendejo» (imbécil) y pidió su renuncia luego de que Insulza solicitara a su gobierno que revise la decisión de no renovar el permiso a una emisora de televisión.

Una decena de paí­ses de la OEA se solidarizaron con Insulza.

En particular, Estados Unidos, que mantiene tensas relaciones con Chávez, sostuvo que los comentarios del presidente venezolano fueron «más bien desafortunados», según el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack.

Insulza rechazó responderle a Chávez y en sus últimas declaraciones sobre el episodio divulgadas el viernes por la prensa chilena, dijo: «Reconozcámoslo francamente, no soy el primero. Estoy acompañado de otros varios jefes de Estado» que han sido insultados por el mandatario venezolano.

Conocido por su espontaneidad y desparpajo, y también por su propensión a salirse del protocolo, Chávez ha protagonizado en los últimos tiempos varios encontronazos con dignatarios, que han jugado en contra de los intereses venezolanos, según analistas.

El más recordado, tanto por su estridencia como por sus consecuencias, fue un duro discurso en septiembre en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, cuando en plena campaña por un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad por el que competí­a con Guatemala, calificó a George W. Bush de «diablo», «tirano» y «mentiroso» y dijo que el estrado desde el cual habló olí­a a «azufre».

En ese momento, los analistas coincidieron en que sus palabras afectaron las posibilidades de su paí­s en la carrera por ingresar al Consejo.

«Lo puedo decir por experiencia. Esos discursos pueden divertir a una cancha de fútbol, pero en el ambiente diplomático, no pasan», comentó a la AFP en Washington un viejo diplomático que prefirió el anonimato.

Algunos expertos coinciden en que el tono confrontativo que suele adoptar Chávez, y en particular el uso de lenguaje procaz, es contraproducente para su vocación de liderazgo regional.

Siempre «ha sido confrontativo (…). Esa es una de las más distintivas caracterí­sticas de Hugo Chávez. Es cualquier cosa menos el polí­tico normal. No tiene mecanismo de autocensura. Lo piensa y lo dice», dijo Larry Birns, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos, un centro de análisis considerado de izquierda en Washington.

«Se le puede decir a Chávez que esto es autodestructivo, se le puede decir esto no sirve, no ayuda a su visión, no ayuda a su revolución. Y Chávez lo ignorará», estimó.

Aunque consideró a Chávez como «refrescantemente honesto» y sostuvo que sus «prácticas confrontativas» muchas veces invitan a la discusión de temas importantes, sostuvo que «no es lo suficientemente cuidadoso (…) en lo que dice» y «viola todas las normas diplomáticas», algo que le hace perder apoyo.

El analista independiente Miguel Dí­az consideró de su lado que los «groseros insultos» de Chávez «disminuyen su prestigio con los gobiernos de la región», y sostuvo que los dichos sobre Insulza, como los que profirió contra Bush en la ONU, costarán «muchí­simo (a Chávez) en el terreno diplomático a mediano o largo plazo».

No sólo Bush, a quien el mandatario acostumbra referirse como «mí­ster Danger (señor peligro)», o Insulza, integran la lista de Chávez. También suele apuntar sus baterí­as contra la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, a quien llama «Condolencia».

La OEA también fue blanco de Chávez en el año 2004, cuando el mandatario calificó de «indigno» al entonces secretario general César Gaviria, por afirmar que el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano recibí­a lí­neas partidistas con motivo de un referendo sobre el mandato presidencial, que ratificó al gobernante en el poder.

También el año pasado durante la campaña electoral peruana, Chávez, que se pronunció abiertamente en favor del candidado nacionalista Ollanta Humala, calificó al postulante y a la postre presidente Alan Garcí­a de «ladrón de siete suelas», un episodio que aunque va quedando atrás, hasta el dí­a de hoy mantiene a ambos paí­ses sin embajadores.

Chávez niega pelea

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, descartó una reconciliación con el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, porque «no se ha peleado» con el diplomático, aseguró el mandatario poco antes de su partida de Nicaragua.

«Uno se reconcilia cuando se ha peleado. (Yo) sólo hice un reclamo en nombre del paí­s (Venezuela), ya le dije lo que le iba a decir», dijo Chávez para zanjar el incidente.

El mandatario venezolano llamó «pendejo» a Insulza y le pidió que renuncie a la OEA en reacción a las crí­ticas del diplomático por la cancelación de una licencia de una cadena de televisión en Venezuela.

«Lo único que hice fue decirle: ’Mira Insulza, no te metas con Venezuela, respeta a Venezuela. Así­ como yo no me meto con la OEA’», comentó.

A preguntas de la prensa sobre el incidente, Insulza evitó referirse al caso en Managua, donde coincidió el miércoles con Chávez en la toma de posesión del presidente Daniel Ortega.