Irma Alicia Velásquez Nimatuj, es periodista y antropóloga. Actualmente dirige el Mecanismo de Apoyo a los Pueblos Indígenas, Oxlajuj Tz»ikin. En esta entrevista se refiere a la exclusión, subestimación y subrepresentación que sufren los pueblos indígenas, y en especial, las mujeres indígenas. Habla de las causas históricas y estructurales que las provocan y aboga por la transformación del Estado, que significa, entre otras cosas, redefinir las relaciones de poder y reconocer la multiculturalidad de forma real y no solamente formal.
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– Más Mujeres, Mejor Política (MMMP): ¿Cómo describiría la situación de los pueblos indígenas, en general, y de las mujeres indígenas, en particular, en materia de participación y representación política?
– Irma Alicia Velásquez (IAV): Actualmente, no hay una representación indígena y menos de las mujeres en los diferentes espacios de poder del país. El espacio más visible es el de la Defensoría de la Mujer Indígena, pero sabemos que esta entidad además de que es sumamente importante y que fue lograda gracias al Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, es un espacio que tiene poco apoyo, poco presupuesto, que cada vez ha tenido más limitantes, y que este año su presupuesto fue reducido.
Tenemos muy poca representación las mujeres indígenas en los diferentes espacios, pero además una subestimación de nuestras capacidades políticas. Yo creo que lo más trágico no sólo es que no hayan mujeres en puestos, es que las que están son subestimadas, son subvaloradas, vistas como las mujeres que vienen a colocar el color, colocar el traje, el corte, pero no se les ve como las mujeres con capacidades de propuesta, de diálogo, sino se les ve simplemente como un elemento necesario dentro de la multiculturalidad que requiere un gobierno o una política nacional que quiere convocar a los indígenas.
En términos generales, los indígenas tenemos muchísimos problemas en la representatividad política, pero eso no es un problema para pueblos indígenas, esto es un problema para el país. El que no haya hombres y mujeres indígenas en puestos políticos dice mucho de qué tipo de nación somos, qué tipo de país queremos, qué tipo de país es el que estamos dejando para las futuras generaciones.
– MMMP: ¿Cuáles son las principales causas de esta situación?
– IAV: Bueno, son históricas. Para empezar no se puede cambiar esta exclusión si se deja de lado la historia del país, hay que entender cómo funciona la colonización, los tres siglos de colonia, que fueron sumamente esclavistas; la revolución liberal, no digamos, que fue la que expropió las pocas tierras comunitarias que quedaban y arrinconó a los pueblos indígenas a las regiones montañosas en las que viven ahora. La época contemporánea lo que hace ahora es querer quitarles estos territorios porque se han dado cuenta que en ellos hay lugares, con productos del subsuelo que son atractivos e importantes para un sistema capitalista que busca la ganancia.
También están las causas económicas, no es posible que en este país la concentración de la riqueza esté en un pequeño sector que no es ni siquiera el 40% de la población. Tampoco es posible esas grandes contradicciones de que mientras en algunas zonas tienen una abundancia excesiva, en otras tengan una pobreza extrema, y creo que un departamento que ejemplifica muy bien esto es San Marcos, donde encontramos todavía los más grandes latifundios que han existido y siguen existiendo, pero también es el departamento donde encontramos la extrema pobreza y la masiva emigración.
Otra de las causas es el autoritarismo, ese control excesivo del cual Guatemala no ha escapado. Es impresionante, por ejemplo, que al día de hoy un anteproyecto de ley que quiera ingresar al Congreso en el tema de pueblos indígenas tenga que pasar por el FRG, y que en el FRG quien tiene que decir si pasa o no pasa, si se apoya o no, sea uno de los más grandes genocidas como es Ríos Montt.
Yo diría también que otra de las grandes causas es el control del conocimiento. Se ha controlado a las poblaciones porque se les ha negado el acceso al conocimiento. Quien tiene el conocimiento tiene el poder, y en este caso el poder lo concentra una élite muy pequeña porque no han permitido que la educación sea para todos.
Otra de las causas es el machismo. No se puede explicar de otra forma esa cantidad de mujeres jóvenes, de niñas, de adolescentes, de mujeres adultas asesinadas sin que haya justicia, sin que nadie se levante, sin que se hagan campañas, sin que se lleve a los tribunales a los responsables. Es precisamente esa estructura del poder machista que controla este país, la que provoca que todas estas muertes queden totalmente silenciadas.
– MMMP: ¿Qué papel juegan el racismo y la discriminación en todo esto?
– IAV: El racismo es una de las bases sobre las cuales se crea esta nación. Se creó un racismo estructural, un racismo legal, que obligaba a los indígenas a hacer trabajos forzados. En la estructura jerárquica, los indígenas están colocados en Guatemala en la posición más baja, no importa qué nivel de formación, qué nivel de educación, qué nivel de capacidad tengan, no dejan de ser indígenas en una nación como esta.
El racismo también los coloca en el sistema jurídico, en una posición de servidumbre. Por ejemplo, los salarios más bajos están en los sectores con menos acceso al conocimiento. El racismo también determina la posición en la cual se coloca a las mujeres indígenas en este país, y se les ve una posición permanentemente de servidumbre. También el racismo coloca a los pueblos indígenas en posición de víctimas, se les ve como víctimas, como víctimas perpetuas de una serie de atropellos, que si bien han ocurrido y son hechos reales, la identidad del pueblo indígena no puede basarse en una perpetua victimización. Una persona de cualquier pueblo puede sufrir violaciones a sus derechos, pero eso no determina que su identidad sea la de una víctima.
Por el otro lado, encontramos que el racismo ayuda a idealizar a los pueblos indígenas. Se les ve como aquellos que no tienen conflictos internos, como aquellos que van a dar la solución ante los problemas, cuando esto es falso. Son pueblos con intereses internos, son pueblos con luchas de poder, y son pueblos también culturalmente diversos.
– MMMP: ¿Cómo repercute esta situación en la vida cotidiana de los pueblos indígenas de Guatemala?
– IAV: Vemos en la cotidianidad, hombres y mujeres indígenas en las calles vendiendo cualquier cuestión. Vemos también sectores cada vez más significativos de ancianos viviendo de la caridad pública, o sea, esto es algo muy fuerte porque los ancianos dentro del mundo indígena juegan un papel muy importante, esto nos está indicando que la desestructuración de estas comunidades es significativa.
Casi un millón de mujeres indígenas trabajan en servidumbre. La cantidad más alta de mujeres que migran a la ciudad capital lo hacen para trabajar en los espacios domésticos, que son espacios de trabajo dignos también, el problema son los salarios y los tratos deshonestos que se cometen en contra de ellas, los abusos sexuales.
Un segundo grupo de mujeres indígenas que migran a la capital lo hacen para la prostitución. Esto también es algo que muestra los problemas económicos, los problemas sociales, los problemas políticos, que existen dentro de las comunidades indígenas. Esto no era posible verlo ni siquiera en la época del conflicto armado. Sí fueron retenidas por el ejército y obligadas a convertirse en esclavas sexuales dentro de la guerra, pero no como lo hacen ahora.
Además, el mayor número de niños que se han dado en adopción en los últimos años vienen de madres indígenas. Entonces vemos cómo el racismo está permanentemente en casi todos los espacios en donde vivimos, en donde trabajamos, en donde luchamos, en donde estudiamos; y a pesar de que hay pasos, a pesar de que hay varios esfuerzos para que haya mujeres en las universidades, la cantidad sigue siendo mínima. Decíamos que de cada 100 universitarios, cinco son indígenas, y de esos cinco, una es mujer.
– MMMP: En un reciente pronunciamiento público, el Mecanismo de Apoyo a los Pueblos Indígenas que usted dirige planteó la necesidad de la transformación del Estado. ¿Qué hay que entender por este planteamiento?
– IAV: Transformar el Estado significa redefinir esas relaciones de poder, que en este país son desiguales y están concentradas y están siendo manejadas por una minoría en detrimento de la mayoría. Significa también un reconocimiento no sólo formal sino real de la multiculturalidad. Significa también una redistribución del presupuesto general de la Nación, un nuevo pacto fiscal, repensar la mejor manera de crear un pacto fiscal que realmente permita a las poblaciones de abajo tener acceso a servicios mínimos.
Un nuevo país también significa una redistribución del poder político, del poder económico, del poder social, y del poder cultural. No seguir colocando a los pueblos indígenas dentro de la casilla del «folclorismo», de la explotación que hacen instituciones como el Inguat, o algunos otros entes del Estado cuando así lo necesitan. Reconstruir la nación es devolverles a los pueblos indígenas la dignidad que les ha sido arrebatada.
– MMMP: ¿Fueron estas las motivaciones para la creación del Mecanismo?
– IAV: Realmente, fueron las condiciones de extrema pobreza, de extrema marginación, y fundamentalmente la manera en que el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, así como el Convenio 169, fueron quedando al margen de la agenda del gobierno nacional, lo que motivó a que se constituyera un Mecanismo, que no es una ONG, que no es ningún tipo de ente que quiere ser permanente, este ente quiere tener un tiempo de vida mientras permite y obliga a que el Estado se haga cargo de las responsabilidades de pueblos indígenas.
Actualmente el 99% de las luchas y demandas indígenas se mantienen por la cooperación internacional. Si la cooperación se va el día de mañana, podemos tener problemas con el ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas.
Era también un momento en el cual se decía que ya no había racismo, que no había que hablar de discriminación racial, sino que había que hablar de multiculturalidad, de multiculturalismo, interculturalidad, esas eran las panaceas de ese momento; cuando en el campo las gentes se estaban muriendo, las fincas estaban cerrando por la crisis del café, cuando en el campo la gente estaba recibiendo salarios de hambre, cuando la gente estaba migrando a la capital, cuando los niños indígenas estaban sufriendo la desnutrición. Las cifras de desnutrición que tenemos actualmente son producto de esas crisis, y eso no se quería reconocer. En este marco nace el Mecanismo.
– MMMP: Durante estos años de trabajo, ¿cuáles han sido los principales resultados que se han obtenido del trabajo del Mecanismo?
– IAV: Hay resultados en varios derechos, en varias expresiones. Tenemos cinco anteproyectos de ley en el Congreso de la República, y yo creo que esto es un paso importante (…) demostramos que las organizaciones indígenas y las bases tienen capacidad para elaborar, socializar y negociar anteproyectos de ley de alto nivel. En este momento el Estado no puede decir que desde pueblos indígenas no hay capacidad de propuesta.
También tenemos avances en lo que es el área de educación. Pudimos abrir tres carreras con la Universidad de San Carlos, e incorporar al currículo de la Universidad Rafael Landívar el curso de Pueblos Indígenas.
También se logró en el Occidente ayudar a la formación de mujeres indígenas en el campo político (?) logramos en el campo educativo que se diera un subsidio de Q1 millón para la educación de jóvenes keqchís en Izabal. Esto es fundamental porque esa es una de las regiones más pobres, con falta de educación. También hemos logrado por primera vez en la historia de Guatemala que exista, que se apruebe una política para las artes de los pueblos indígenas. A pesar de la gran cantidad de expresiones artísticas de hombres y mujeres indígenas, no existía una política nacional, y esta ya existe, ya está aprobada, y ahora falta el proceso de echarla a andar.
– MMMP: ¿Cuáles son los grandes retos, qué falta por construir?
– IAV: Yo pensaba que después de los Acuerdos de Paz iba a ser más fácil hablar de una serie de temáticas como el derecho de los pueblos al ejercicio de su propia cultura, y no fue así. Hay una intolerancia crasa de no querer reconocer cuál es el país en donde vivimos. Hay una élite totalmente recalcitrante, no es toda, pero es un sector fuerte que controla económica y culturalmente a este país, que no quiere aceptar que hay derechos de los pueblos indígenas, que no quieren aceptar que somos pueblos diferentes, que quieren unificarlos, que todavía hablan de incorporarlos, que todavía hablan de que es necesaria la castellanización, cuando todos estos son programas, procesos y conceptos ya totalmente superados en otros espacios.
Guatemala es un país polarizado profundamente, un país herido no sólo por la guerra de 36 años, es un país que arrastra las miserias de lo que fue la colonización, y un país que no quiere reconocer cómo esa colonización lo marcó. Y un país que se niega a conocer su propia historia, se niega a sí mismo el derecho de poder reconfigurarse. Es un país que desprecia profundamente todo lo que es rural, no soporta lo rural, yo diría que le da hasta asco reconocer que este país está conformado por una serie de conglomerados rurales que aportan, que contribuyen al mercado interno, que son los que alimentan a la población nacional (?) Quisieran que 1954 fuera un año permanente en este país, y quisieran ver esas gestas como las gestas a las cuales toda la niñez y toda la juventud debería de rendir tributo.
Esto es un país que se niega, a pesar de que se dice lo contrario, a ingresar al espacio internacional con todo lo que eso implica. Ingresar al espacio internacional implica reconocer estos derechos colectivos, reconocer el derecho a la diferencia, reconocer el derecho a la autodeterminación, y esto no es posible todavía. ¿Esto que nos indica? Que hace falta muchísimo trabajo por realizar, que estamos ante una sociedad bastante ciega y que nos falta seguir trabajando, agarrando el azadón, la pala, y el machete, para seguir abriendo camino.