El presidente Justo Rufino Barrios con el afán de lograr la unión de Centroamérica cedió ante México los derechos históricos sobre Chiapas y Soconusco, para lograr que el vecino país no importunase el proyecto unionista.
Cuando España instaló la Audiencia en 1542, quedaron comprendidos dentro de su jurisdicción los territorios de Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas y todo el Soconusco.
Largas negociaciones diplomáticas, agotadoras jornadas de las Comisiones de Límites en el terreno, plasmado todo esto en libros, algunos de ellos he podido consultar.
En una ocasión el presidente Rafael Carrera llevó la guerra a San Cristóbal las Casas, saliendo el ejército de Caballo Blanco, en un intento por recuperar el territorio.
Hubo diplomáticos que actuaron con gallardía frente a las exigencias desmedidas de México. Los incidentes en la zona fronteriza todavía surgieron hacia finales del siglo XIX.
México nos trató mal desde que se apoderó de Chiapas en 1824 y luego la invasión militar sobre Soconusco en 1842. Nunca luchamos, salvo el incidente armado que ya he referido.
México perdió enormes territorios al Norte en las guerras con Estados Unidos. Incluso México no tuvo unión para hacer frente a la agresión.
No fue suficiente para Guatemala perder tan grandes territorios por el Tratado Herrera-Mariscal en 1882. AL realizar sus trabajos las Comisiones de Límites fuimos perdiendo otros territorios, por compensaciones, y el extenso Partido de San Antonio al Norte del paralelo 17grados y 49 minutos.
Por donde miremos el mapa tenemos que los países vecinos nos quitaron territorios. De haber triunfado las pretensiones de las compañías colonizadoras en los primeros años del siglo XIX, no tendríamos Chiquimula, Totonicapán, Izabal, Las Verapaces y el Petén.
De haber triunfado el Estado de los Altos o Sexto Estado no tendríamos Quetzaltenango, Sololá y Huehuetenango.
Si los guatemaltecos leyéramos la historia habría más posibilidades de que naciera un sentimiento de patria para ya no seguir perdiendo más patrimonio, como en la actualidad sucede con los recursos naturales y mineros.
Las luchas que dejamos de hacer las podemos planificar para hacer frente a lo único que nos queda, la dignidad, ante tanta corrupción, nepotismo, impunidad y toda clase de injusticias que provienen desde el Congreso Legislativo.