Boas y pitones invaden Florida


Boas constrictor y pitones africanas han logrado adaptarse a las zonas urbanas de Miami, luego de que esta ciudad se expandiera sin control hacia zonas de pantanos. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Varias especies de serpientes gigantes, entre ellas las temibles Boa constrictor y la Pitón africana, se expanden de forma incontrolable por el estado de Florida a tal punto que lograron adaptarse a áreas urbanas de Miami, advierte un estudio de cientí­ficos estadounidenses.


El control de estas serpientes, que no son nativas de Estados Unidos, se hace muy difí­cil debido a que se reproducen rápidamente en extensas áreas de pantanos de los Everglades, y tienen una coloración que les permite camuflarse muy bien, indica el estudio que presentó este mes la agencia estadounidense de Investigaciones Geológicas (USGS, en inglés).

No hay aún mecanismos de control que parezcan adecuados para erradicar estos reptiles estranguladores, que representan un gran riesgo para especies nativas y ecosistemas, en especial en regiones cálidas del sur de Estados Unidos, señala el informe.

«Estas serpientes se convierten rápidamente en adultas, producen gran número de crí­as, se trasladan enormes distancias y tienen una dieta muy amplia que les permite comer todo tipo de animales», dijo Gordon Rodda, cientí­fico de la USGS y uno de los autores del estudio.

El experto señaló que la mayor parte de ellas pueden adaptarse a una variedad de hábitats y son bastante tolerantes a la vida en áreas urbanas y suburbanas.

Boas constrictor y pitones del norte de ífrica, por ejemplo, ya viven de manera silvestre en áreas metropolitanas de Miami, dijo Rodda.

Según la Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida (FWC) muchas de las serpientes eran mascotas que fueron abandonadas por sus dueños, por aburrimiento o cansancio, en los Everglades, la inmensa reserva natural de pantanos en el extremo sur del estado.

Los expertos señalan que se trata de un problema que empezó probablemente hace unos 20 años con el huracán Andrew (1992) que provocó que muchas serpientes escaparan de comercios y serpentarios, y continuó hasta el huracán Katrina en 2005, que pasó por el norte de Miami.

En zonas abiertas de Florida es posible encontrar a la Pitón reticulada, que puede superar los 6 metros de largo. Es la serpiente más larga del mundo y se asocia más a menudo con ataques a humanos. También a la anaconda verde, el ofidio de mayor peso, con más de 90 kilos en algunos ejemplares, indica la USGS.

El peligro de estas serpientes para las personas es similar al que representan los caimanes, que habitan en gran número en los Everglades y ciudades del sur de Florida: los ataques en un medio salvaje son posibles aunque poco probables, señala el informe.

En julio una niña de dos años murió estrangulada por una pitón birmana de 3,60 metros de largo, en una casa del condado de Sumter, en Florida.

Con un clima cálido y vastas zonas propicias para su adaptación y reproducción, la población de la pitón birmana en Florida está calculada en decenas de miles, afirman los expertos.

El estudio de la USGS «no es algo que nos sorprenda. Sabemos el problema que representan estas serpientes», dijo a la AFP la portavoz de la FWC, Pat Behnke.

«Tenemos que manejar esta situación, pero no creemos que sea algo de que la gente deba preocuparse en este momento», agregó.

El estudio de la USGS destaca que cinco especies de ofidios gigantes no nativos representan hoy un gran riesgo para los ecosistemas de Estados Unidos si logran expandirse y establecerse.

«El estudio revela claramente que estas serpientes gigantes amenazan desestabilizar algunos de nuestros más preciados ecosistemas y parques, especialmente porque convierten en presas a vulnerables especies nativas», dijo Robert Reed, experto de la USGS en especies invasivas y coautor del informe.

Aves, mamí­feros y otros reptiles en áreas que son invadidas por los ofidios no tení­an que lidiar antes con estas amenazas, y se muestran indefensos.

En Florida, la captura de estas enormes serpientes permitió ver en su estómago cuáles son sus presas preferidas: murciélagos, ardillas, lagartijas, iguanas e incluso caimanes, los temidos depredadores de los pantanos.