Transcurrieron ya casi todos los días del mes que recuerda la Revolución, que marca el fin de clases de los estudiantes, el término de la época lluviosa y el inicio de esa última parte del año marcada por el consumismo navideño desbocado que pareciera esconder toda la inmundicia que somos como conglomerado social, como dejándolo para enero. El fin de la lluvia que no hubo y el inicio de los vientos para los barriletes, crea una sensación difícil de describir, pero que infunde cierto relajamiento porque el año empieza el declive, complementa esta sensación el tono de los cielos y de los edificios como reflejo de luz que ha cambiado.
En el balance del mes hay que anotar a favor de sectores sociales liberales o debo decir neoliberales y de la CICIG los esfuerzos que se hicieron para denunciar públicamente sobre el perfil de los candidatos para la elección de nuevos magistrados a la Corte Suprema de Justicia. Ninguna elección de este tipo había antes concitado tal reclamo y denuncia pública, lo que estaba en juego era la posibilidad de empezar a sanear el adefesio de sistema de justicia, que por supuesto dista mucho de lo que el modelo neoliberal requiere para un Estado de Derecho. Si bien entraron algunos de los tachados, no fueron todos. El hecho puso en juego la gobernabilidad y sin darnos cuenta pasó debajo de la ola mediática, el proyecto de reforma a la Constitución, presentado por la Asociación ProReforma, en este caso el balance es en contra para los que creemos que dicha iniciativa es una regresión que pretende institucionalizar la oligarquía de más rancia estirpe. Es de vital importancia estar atentos a las acciones del Congreso sobre el debido procedimiento que apliquen para este caso, si bien decenas de audiencias públicas concedidas por la Comisión de Puntos Constitucionales dan cuenta de sus argumentos en contra de la propuesta, nada es garantía y todo puede pasar; me temo que la ola de presión pública que se hizo para la elección de magistrados no será la misma si ocurriera una inminente aprobación de la involucionada propuesta de ProReforma.
Hacia la mitad del mes fuimos testigos del reclamo de la otra Guatemala, miles de campesinos se volcaron a las principales salidas de la capital un día después del Día de la Hispanidad, manifestando el descontento por los estragos de la explotación minera, el retiro de un destacamento militar en San Juan Sacatepéquez, lugar del que también se reclama la revisión del proceso de instalación de una cementera. En medio de la movilización, los de la capital veían a los que llegaban con indiferencia y molestia, más de alguno dijo que reclamen pero que no nos afecten, la Cámara de Agro por supuesto rechazó el mecanismo de los campesinos. El balance fue un campesino joven muerto en medio de un incidente confuso, el Gobierno consiguió un plazo hasta el diez de noviembre a través de su Sistema Nacional de Diálogo y la promesa del retiro de militares en las áreas señaladas.
Mientras todo esto pasaba y como si se tratase de una escena surrealista, mil actividades culturales gratuitas en un festival impulsado por el Gobierno, acontecían en la Plaza Central. La afluencia de espectadores fue pequeña, uno podía encontrase a los de siempre, los que viven en los barrios del centro y los infaltables extranjeros, en contraste con la calidad de algunos exponentes e incluso del profesional montaje y producción. Se evocaba la paz, la injusticia, una Guatemala diferente desde las propuestas culturales como si fuera la voz de los sin voz; por esos días la cooperación alentaba ilusamente a través de noventa diálogos entre jóvenes para hablar sobre la violencia, sin comprender que las causas merecen un cambio estructural, en la voz de fondo el PNUD señalaba a este país entre los más violentos del mundo. El Gobierno terminó el mes con un balance negativo en el caso de la hambruna y pobreza en el Oriente del país, pero a favor obtuvo la promesa de treinta millones de dólares del PNUD para saldar sus limitaciones en ese Corredor Seco. Lo que viene será un poco más de lo mismo aderezado con fiambre y consumismo prenavideño.