Los soldados de la era moderna buscan pasar inadvertidos, pero para los antiguos guerreros del Japón el atuendo era una forma de aterrar al enemigo, al punto que se convirtió en un arte.
La exhibición más completa jamás realizada en el mundo sobre las armas y armaduras de los samurai abre este miércoles en el Museo Metropolitano de Nueva York para mostrar ese y otros aspectos.
«El arte del samurai» reúne 214 piezas maestras del género, incluyendo 34 consideradas «tesoros nacionales» en Japón y reunidas por primera vez en una muestra, algo que ni siquiera había sucedido en su país de origen.
Armaduras, espadas, vainas, arquería, estandartes y equipamiento ecuestre forman esta exposición que permanecerá abierta hasta el 10 de enero en el museo sobre Central Park con muchas piezas que salieron por primera vez de Japón.
Del siglo XII al XIX, en que los aristocráticos guerreros desaparecieron para fundirse en el Japón moderno, la exposición presenta la evolución del «omote dogu» es decir el equipo exterior del samurai, fundamentalmente bélico.
Para la indumentaria en la que tal vez moriría o la perfección de la katama -espada- con la que combatía, el samurai era capaz de gastar fortunas, a la búsqueda de la excelencia y el esplendor.
Contrastando con la violencia de su profesión, o tal vez en correspondencia con ella, muchos samurai adoptaron el refinamiento de la nobleza a la que pertenecían o que protegían, incluyendo la poesía o la caligrafía.
La muestra del Metropolitan es una oportunidad única de apreciar en su conjunto la sofisticación de esa elite militar que llegó ejercer el poder político y financiero en Japón y sigue siendo venerada en algunos círculos.
«La exhibición incluye muchas piezas que casi nunca se habían podido ver y otras que nunca se habían mostrado fuera de altares Shinto o un templo», dijo Morihiro Ogawa, curador de la muestra.
La espada -«el espíritu del samurai»- ocupa un lugar obviamente central de la muestra, con piezas excepcionales como una «tachi» del siglo XIII evaluada en aquella época en el equivalente de 2.250 kilos de plata.
Un video proyectado en permanencia muestra todas las etapas necesarias para forjar una espada de samurai, desde la fundición de aceros de varios tipos que luego se combinan para garantizar a la vez resistencia y filo.
Las armaduras son el otro plato fuerte de la exhibición, en especial los cascos de metal laqueado con crestas que adoptan formas diversas, a menudo inspiradas en la naturaleza, con función a la vez intimidatoria y heráldica.
Cuernos de ciervo, pinzas de cangrejo, una concha erizada de protuberancias, las alas de una mariposa o incluso un mantis decoran estos fabulosos cascos, cuyas formas más originales se desarrollaron en el período Edo (1615-1868).
«Espero que esta exposición traiga al público un nuevo conocimiento de la cultura de los samurai, que a menudo se malinterpreta como un arte meramente marcial», dijo Ogawa.