IBM cumple 100 años


IBM

Google, Apple y Facebook han acaparado toda la atención. Pero las tareas diarias que pasan inadvertidas para la tecnologí­a, como guardar archivos en la laptop, usar la tarjeta en el cajero automático o escanear un galón de leche en el supermercado, todo es obra de IBM.

Por MICHAEL HILL y JORDAN ROBERTSON
ENDICOTT / Agencia AP

International Business Machines cumple 100 años el jueves sin mucha fanfarria. Pero sus competidores mucho más jóvenes le deben mucho al Gigante Azul.

Después de todo, ¿dónde estarí­an los cupones de Groupon sin el código de barras del supermercado? ¿O Google sin la computadora central?

IBM data del 16 de junio de 1911, cuando tres empresas que hací­an balanzas, relojes para marcar tarjeta de entrada o de salida del trabajo y otras máquinas se unieron para integrar Computing Tabulating Recording Co. El nombre que se conoce hoy en dí­a surgió en 1924.

Con una planta en Endicott, Nueva York, la nueva empresa también fabricó rebanadores de queso y algo muy importante para su futuro: máquinas que leí­an datos almacenados en tarjetas perforadas. Para la década de 1930, en las tarjetas de IBM estaban registrados 26 millones de estadounidenses para el recién lanzado programa de seguridad social.

Estas viejas y raras máquinas podrí­an parecer pintorescas en la era del iPod, pero han diseñado elementos para las computadoras modernas. Tení­an espacios para almacenar datos, áreas de procesamiento de matemáticas y de resultados, dice David A. Mindell, profesor de historia de la tecnologí­a en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.

La fuerza motora del crecimiento inicial de IBM fue Thomas J. Watson Sr., un jefe demandante con rigurosos estándares para todo, desde la vestimenta para la oficina (camisa blanca y corbata), hasta la creatividad (su lema era: «Piensa»).

Watson, y luego su hijo Thomas Watson Jr., guiaron a IBM hacia la era de las computadoras. Sus máquinas fueron utilizadas para calcular de todo, desde transacciones bancarias hasta lanzamientos espaciales.

«Cuando hicimos los semiconductores, tuvimos miles y miles de personas», dice Donald Seraphim, quien trabajó en la empresa de 1957 a 1986.

Para finales de la década de 1960, IBM fue por mucho la única empresa tecnológica en los primeros 10 lugares de la lista Fortune 500. IBM gastó maravillosamente 5.000 millones de dólares durante la década para desarrollar una familia de computadoras diseñadas para que las empresas en crecimiento pudieran actualizarlas fácilmente.

Introdujo el disco duro magnético en 1956 y el disco floppy en 1971. En esa época también desarrolló el primer código de barras, un sistema que permitió las transacciones en los cajeros automáticos y la banda magnética para las tarjetas bancarias.

Pero para la década de 1980, el Gigante Azul se encontró a la deriva en un cambiante entorno tecnológico. IBM se deslizó con el aumento de los microprocesadores económicos y rápidos cambios en la industria. En un error infame, la empresa introdujo su incluyente computadora personal (PC) en 1981, pero no compró los derechos del software que la hací­a funcionar y que era fabricada por una empresa llamada Microsoft que apenas comenzaba.

IBM ayudó a hacer de la PC un producto dominante, pero rápidamente se encontró fuera de un mercado que ayudó a crear. Se confió de Intel para los microprocesadores y de Microsoft para los programas, quedándose vulnerable cuando la industria de las PC despegó y los competidores comenzaron a utilizar la misma tecnologí­a.

La cubierta de la PC no era tan importante como la tecnologí­a que habí­a adentro e IBM no era dueña de la propiedad intelectual que estaba dentro de sus propias máquinas. Además, surgieron computadoras más pequeñas que hací­an las mismas funciones mientras las computadoras centrales lanzaron a la deriva al negocio más rentable de IBM.

Con su legado y mera supervivencia en juego, la empresa se vio obligada a embarcarse en una desgarradora reestructuración.

El cambio en la estrategia era arriesgada para una empresa que ayudó a crear la industria de las PC, aunque IBM se ha reinventado hasta convertirse en el proveedor de servicios tecnológicos más grande del mundo.