LA SILLA DEL AMOR


En la radioemisora «La Voz de los Andes», de Quito, Ecuador, desde tempranas horas se difundió una noticia en la que se pedí­a una silla de ruedas para un niño de diez años que habí­a quedado inválido.


Los padres del chico eran muy pobres y no tení­an dinero para comprársela.

A pesar de que la petición se transmitió muchas veces, llegó la tarde y nadie llamó para ofrecer una solución al problema.

Cuando la estación estaba a punto de terminar sus labores, sonó el teléfono. El hombre que llamaba se identificó como Gustavo Alcorza y ofreció, generosamente, lo que se solicitaba.

Al preguntarle si él la iba a ir a dejar, contestó que no podí­a, porque esa silla era la que él usaba.

EL AMOR MíS GRANDE ES DAR LO QUE MíS SE NECESITA.