Un instrumento europeo capaz de observar el nacimiento de las estrellas y de remontar el espacio-tiempo hasta la formación de las primeras galaxias será entregado a la NASA para equipar al futuro telescopio espacial James Webb, cuyo lanzamiento está previsto en 2014.
Un ejemplar del espectómetro NIRSpec, idéntico al que irá al espacio, fue recibido por la agencia espacial norteamericana NASA la semana pasada en la instalación de EADS-Astrium en Ottobrunn, un suburbio de Múnich, después de cinco años de un trabajo de alta precisión en el cual participaron 25 empresas subcontratistas.
Una vez colocado a bordo del Telescopio Espacial James Webb (JWST) y enviado en órbita al punto de Lagrange, a 1,5 millones de km de la Tierra, donde las condiciones de observación son ideales, NIRSpec podrá observar hasta cien galaxias simultáneamente en el infrarrojo cercano, entre 0,6 y 5 micrones (milésimos de milímetros).
Este espectro luminoso permitirá retroceder mucho más lejos en el espacio-tiempo que el observatorio Herschel, captando la luz extremadamente tenue, emitida hace más de 13.000 millones de años, que nos llega desde galaxias situadas en los confines del universo visible.
«Estas longitudes de onda son más cortas que la del instrumento de Herschel», lanzado en mayo pasado, explicó a la AFP Burkhard Fladt, director de desarrollo de los instrumentos en Astrium.
«Cuanto más cortas son las longitudes de onda, más sensibles son los instrumentos ópticos a las imprecisiones», agregó Fladt. El espectro de NIRSpec tuvo que ser pulido con una extrema precisión, y su revestimiento protector fue objeto de gran atención.
Para poder detectar variaciones muy pequeñas de temperatura, el instrumento será enfriado a -238º centígrados.
El armazón de NIRSpec está formado por cerámicas especiales, que Astrium ya había ensayado a temperaturas menos frías para Herschel, y son «necesarias para que el instrumento sea insensible a los cambios de temperatura», declaró Evert Dudok, presidente del departamento Satélites de la empresa.
NIRSpec, cuya realización fue confiada a la Agencia Espacial Europea (ESA), es uno de los instrumentos del JWST, junto con el Mid-Infrared Instrument (MIRI), fruto de una colaboración entre europeos y norteamericanos.
Los otros dos equipos del JWST, cuyo parasol tendrá el tamaño de una cancha de tenis, son una cámara infrarroja de fabricación estadounidense y un sensor canadiense que permite al telescopio orientarse con una enorme precisión.
El ensamblaje del JWST, cuyo espejo primario medirá 6,5 metros de diámetro, en comparación con los 2,4 metros del telescopio espacial Hubble, actualmente en actividad, es un verdadero desafío, destacó Phil Sabelhaus, responsable del proyecto para la NASA.
«Nosotros ensamblamos el telescopio a temperatura ambiente. Luego tenemos que enfriar 4.000 kilos a -238º C, lo que tomará aproximadamente un mes. Si usted encuentra un defecto al nivel del aislamiento térmico, por ejemplo, hay que calentar a la temperatura ambiente, efectuar la reparación antes de enfriar todo de nuevo», explicó.
Sabelhaus destacó la dificultad de probar en la Tierra instrumentos ópticos ultraprecisos. A ese grado de precisión, toda vibración dentro de un edificio, por infinitesimal que sea, puede perturbar la señal y debe ser previamente medida y aislada.