La Galería Nacional estadounidense abre el domingo una exposición que recupera lo que era la fotografía antes de la era digital, con 90 imágenes que cubren 27 técnicas de laboratorio empleadas a lo largo de 170 años.
«In the darkroom» (En el cuarto oscuro) recuerda al espectador que «la fotografía no es sólo acerca del momento en que se toma (la imagen), sino también acerca de las decisiones que se hicieron durante todo el proceso» de revelarla, explicó a la prensa este martes una de las comisarías de la retrospectiva, Sarah Kennel.
Desde un punto de vista técnico, la era de la fotografía química aún no ha terminado, pero tanto Kennel como su colega, la comisaría Diane Waggoner, se dieron cuenta en los últimos años cómo el recuerdo de los cuartos oscuros se está rápidamente desvaneciendo, o simplemente cómo ya no existe entre los más jóvenes.
Sin embargo, las diferencias no son tan abismales como el ojo puede dejar creer. La exposición se abre con muestras de una de las primeras técnicas, de mediados del siglo XIX: sal y nitrato de plata para fijar el negativo en un trozo de papel, utilizada por el británico William Fox Albot.
La foto luego se retocaba para darle el tono sepia o violáceo tan apropiado en la época. Algo no muy lejano de lo que se hace actualmente con el photoshop, el programa informático de retoque de fotografías más utilizado por los profesionales.
«Desde los más tempranos inicios, los fotógrafos manipularon las imágenes», explica Kennel.
El daguerrotipo, una invención francesa, sustituyó rápidamente a las técnicas más primitivas. La imagen, sobre todo retratos, se fijaba sobre una placa de metal, lo que permitió mejorar su conservación. A menudo se coloreaba sin complejos, a gusto del cliente.
El inconveniente era su costo, por los metales utilizados. La fotografía entró rápidamente en una carrera industrial imparable. «En 1880 se introdujo una sustancia, el colodio, que cambió el curso» de esa carrera, explica la comisaria Wagonner.
Cada vez era más fácil hacer fotografías. Y con nuevas invenciones como las impresiones con papel de albúmina los artistas pudieron también retocar las figuras, y no solamente el color o los tonos de la imagen.
Con la llegada del siglo XX se impuso la gelatina como soporte aún más barato y estable. Primero en los papeles fotográficos utilizados en los cuartos oscuros, luego con las películas.
Fue una época dorada de la fotografía «de cuarto oscuro». Artistas como Alfred Stieglitz (1864-1946) pudieron en 1940 plasmar una misma fotografía utilizando la impresión al carbón, la gelatina de plata, el paladio o el fotograbado.
El color ya se conocía desde el siglo XIX, pero estalló a partir de la II Guerra Mundial. El formato de 35 milímetros se impuso definitivamente para la foto comercial, pero aún quedaba espacio para excentricidades, como las polaroid, fotografías que autorevelaban.
Artistas como Andy Warhol (1928-1987) utilizaron las polaroid como los artistas del siglo XIX: con secadores de pelo o cuchillos se podía deformar la imagen mientras surgía. El círculo se cerraba de nuevo.
El futuro de la fotografía digital alberga otros caminos inesperados para los artistas con menos complejos. Es el caso del pintor estadounidense David Hockney, que a sus 72 años utiliza su iPhone para sacar fotos y luego retocarlas hasta que parezcan óleos.
«En el cuarto oscuro» permanecerá abierta en la Galería Nacional de Washington hasta el 14 de marzo de 2010.