Este artículo pretende hacer reflexionar a la población guatemalteca acerca de los servicios de salud que se brindan de manera pública y privada a las personas que los solicitan.
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Nace de un artículo anterior en donde señalaba que existe discriminación en el trato por género, de igual forma pienso que se manifiestan otros tipos de exclusiones.
Me gustaría contar con la participación de las y los lectores para que me ayuden a elaborarlo y que de esta manera podamos transferir nuestras experiencias de la vida cotidiana ante nuestras consultas médicas.
Pienso que también se hace necesario que las y los médicos, que prestan sus servicios como cuales, puedan igualmente participar en la conformación de una visión más amplia y de manera conjunta dentro de nuestro contexto sociocultural.
Se vale quejarse, se desea evidenciar una realidad tal vez no tan grata, pero por cada queja que emprendamos; seamos propositivos ante la resolución de los problemas evidentes.
Considero que muchas personas inmersas en nuestro país desconocen, lo que significa estar del lado del personal de salud; médicos, enfermería, paramédicos, técnicos y promotores de salud.
Por lo que sería conveniente dar un vistazo a cómo se trabaja, bajo qué condiciones y comprender también que este personal, por estar trabajando con la salud de los demás no es omnipotente y que puede enfermarse de cualquier padecimiento físico o mental como cualquier otra persona. Aún más, están exponiendo su propia salud al trabajar con la salud de otras personas.
También es cierto que no todas y todos los pacientes son un pan de Dios, se encuentran vulnerables ante su enfermedad. Pero también en algunas ocasiones su comportamiento deja de ser paciente y comprensivo. Parte de la situación sociocultural que se expresa en la atención médica es que las personas con diferentes padecimientos, consideran una desinversión pagar a un profesional de la salud y pagar sus medicinas.
Los profesionales de la salud con y sin razón son juzgados fuertemente, hay personas que se vuelven implacables ante los mismos. La medicina históricamente ha sido idealizada, a sus practicantes se les han atribuido características todopoderosas, pero esto al mismo tiempo ha dado margen a que los consultantes expresen su malestar, por tener que depender de los conocimientos de otra persona para su bienestar.
Y como diría un amigo, y si para esto fuese poco, los y las médicas se sienten intimidadas y/o amenazadas cuando en algunas ocasiones les toca atender; a personas con tanto poder (el que da el uso del dinero y de las armas). Que en ese mismo momento desearían no haber tenido vocación para continuar ejerciendo su trabajo, o la posibilidad de advocar a su profesión.
Bueno, de aquí tendremos muchas cosas que discutir: La posición de los y las pacientes, la posición de los profesionales de salud y la posición de las autoridades de salud.
También como mencioné con anterioridad, este artículo pretende ser introductorio, porque realmente todos los aportes desde las distintas posiciones proporcionarán una posibilidad real de comprender, sensibilizar, orientar, recapacitar, reorganizar, ayudar al fortalecimiento del sistema de salud y a su competencia.
En mi país de manera histórica, considero, que no estamos acostumbrados a realizar y a escuchar, críticas, análisis y propuestas. En diversas ocasiones nos comportamos bastante negativos ante posibles cambios. Así que podemos realizar catarsis, siempre manteniendo un tono respetuoso, para luego emprender sugerencias que ayuden a resolver posibles problemas.
De antemano, les doy gracias por leerme y por seguir mi pequeño proyecto. Tal vez alguien nos lea, nos entienda y nos tome en serio.
Realmente creo que esta invitación al diálogo de manera tripartita puede ser que nos ayude como población guatemalteca a unirnos en busca de la dignificación de nuestra patria.
Así que realmente espero muchos, pero muchos comentarios en la versión de LA HORA en Internet, con exclusividad en la sección destinada para los mismos.