Investigación educativa


No es ningún secreto que en los últimos años he abogado constantemente por el cumplimiento de las leyes, tanto de la Constitución Polí­tica de Guatemala como de la Ley de Educación, vigente, en relación a la educación inicial, de cero a cuatro años de edad. He publicado muchos artí­culos dando mis razones por las cuales considero que se debe enfatizar esa época inicial de la vida del ser humano. Además de esos artí­culos, otra contribución fue sugerir a las autoridades de la Secretarí­a de Bienestar Social, cómo adiestrar a los miembros de su personal que tienen a su cargo el cuidado de los bebés abandonados, en lo relativo a la estimulación temprana.

Raymond J. Wennier

En general, la ciencia nos dice que es vital la nutrición de la madre durante el perí­odo de gestación. La Neurologí­a nos puede demostrar la diferencia entre un bebé que ha tenido una nutrición adecuada durante su gestación y uno que no la tuvo. Muestra la diferencia entre la cantidad de neuronas y conexiones de dentritas en el cerebro. Aquí­ está precisamente una de mis muchas razones de enfatizar la enseñanza de la educación inicial. Hay que aprovechar el momento cuando el bebé está dispuesto a aprender de todo su ambiente, sin prejuicios enseñados por los adultos.

Es cuando hay más neuronas, es antes de la depuración natural de ésas, es usarlas o perderlas, es la época cuando se pueden hacer muchas conexiones para ser grabadas en la memoria a largo plazo para ser usadas en el futuro, relacionarlas a otras acciones para combinar o crear nuevos patrones que hacen al individuo aun más capaz para actuar en el futuro y relacionarse con otras personas. Ese es precisamente, a mi criterio, un resultado de la aplicación de la estimulación temprana como una estrategia: «La relación entre un ser humano con su medio ambiente y con otras personas y la constancia de esas relaciones, que aprovecha su potencialidad para desarrollar las habilidades de las tres cees (cabeza, corazón y cuerpo) para hacer conexiones de eventos, hechos, datos, conocimientos, actividades, con emociones y así­ expresarlas para poder salir con una nueva creatividad, patrón, organización o respuesta que solucione una situación dada».(RJW).

Es sorprendente lo que nos está enseñando la ciencia en relación a «conectar» el cerebro de los bebés para que puedan pensar, sentir, moverse y en general, aprender. Sin embargo, eso es pensar en lo que nosotros hacemos desde afuera hacia los niños. Ahora, quiero compartir con ustedes, lo que las investigaciones recientes en el campo de la Educación nos dicen acerca de los bebés desde dentro hacia ellos mismos. En los Estados Unidos de América, la mitad de los niños de menos de nueve meses de edad en adelante, pasa la mayor parte de su dí­a en un «Day Care» o algún tipo de hogar de cuidado diario, fuera de su casa, al cuidado de alguien que no es su madre, ni su padre, ni su abuela y está en un grupo. Eso significa que el bebé no sólo tiene que desarrollar un sentimiento de «quién soy yo», sino de «quiénes somos nosotros». Ese es el fenómeno social más pronunciado en este siglo XXI. De acuerdo a las investigaciones educativas hechas por la doctora Mary Benson McMullen, et.al., llegaron a cambiar la definición tradicional del «comportamiento pro social» a adecuarse mejor a una para los bebés, de acuerdo a las observaciones que contienen «comunicaciones y comportamiento por parte del bebé que ayudan a crear un ambiente emocional positivo en el grupo, que involucra extendiéndose a una expresión social positiva, perceptiva, extrovertida, de parte de un bebé hacia otro o a más de un individuo, ya sea un infante o un adulto». Los adultos a cargo de los bebés durante el dí­a y los padres de familia, juegan un «rol» poderoso en el desarrollo social y en el bienestar emocional de los infantes. El impacto de ellos puede llegar a tener un resultado positivo o negativo según las investigaciones a largo plazo.

Las personas «significantes» en nuestras vidas son tan importantes que las investigaciones conectan una relación fuerte entre ellos y un resultado positivo cognoscitivo, social y de salud mental a largo plazo. Por ejemplo, las personas a cargo de los bebés de la Secretarí­a de Bienestar Social, de hogares privados de protección a menores y de centros de cuidado diario, tienen que suplir y ser esas personas «significantes» en la vida de cada bebé abandonado; ellas tienen que demostrar respeto a todos los bebés como personas y fomentar la amistad entre ellos. Ese es un comportamiento pro-social.

Dejo la inquietud al Mineduc para que dé cobertura inmediata a este grupo y a quienes dirigen las Facultades de Educación de nuestras Universidades para buscar temas como éste y llevar a cabo investigaciones educativas.

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