Los perros callejeros tienen un monumento en Costa Rica


Los perros vagabundos, que hambrientos deambulan por las calles de casi todas las ciudades latinoamericanas, tienen desde ayer un monumento oficial en Costa Rica.


El alcalde de San José, Johnny Araya, defensores de los animales, decenas de curiosos y una veintena de perros recogidos de la calle asistieron al acto de inauguración del monumento al perro callejero en el principal paseo peatonal de la capital costarricense, frente al Mercado Central.

Obra del artista plástico Francisco Munguí­a, se trata de seis esculturas hechas de láminas de hierro de «zaguates», el nombre que comúnmente reciben los perros callejeros en este paí­s, famoso por sus polí­ticas conservacionistas de la flora y fauna pero que no se ha librado de tener miles de perros abandonados que vagan por sus ciudades.

«Nosotros hemos venido hablando de la humanización de nuestra ciudad capital y la humanización tiene que ver con muchas cosas, con el espacio público, con el trabajo con el indigente, con el trabajo con los niños (…), pero también tiene que ver con las relaciones de los seres humanos con su entorno», dijo el acalde.

«Y una parte muy importante del entorno son los animales y en el caso particular de ciudades como San José, el perro de la calle», agregó Araya.

«Zaguates» en Costa Rica, «chuchos» en España, «quiltros» en Chile; se estima que en el mundo hay unos 400 millones de perros callejeros, usualmente sin raza definida, según entidades defensoras de los animales.

Una veintena de perros vagabundos recogidos por activistas, algunos de ellos lisiados, merodearon entre el público durante el acto de inauguración de las esculturas –pintadas con colores vivos, como amarillo y anaranjado–, que fue amenizado por los ritmos tropicales del grupo musical «Aurora».

El alcalde dijo que otras 12 ciudades del mundo cuentan con monumentos al perro callejero, entre ellas la capital mexicana desde el año pasado.

En algunas ciudades latinoamericanas los perros de la calle constituyen un problema de salud pública, porque pueden transmitir enfermedades, por lo que a veces las autoridades y vecinos buscan exterminarlos, o al menos esterilizarlos para evitar que se reproduzcan.

Munguí­a, de 34 años, casado con Débora Portilla y padre de un bebé (Fausto), ha adoptado a 23 «zaguates», algunos de los cuales inspiraron sus diseños.

«Pauleta, llegó a una veterinaria con una quebradura en la cadera», dice la placa de una de las esculturas de hierro, montadas sobre una base de concreto.

En Costa Rica «se ha vuelto de moda el tema y ha habido una gran conciencia últimamente» para tratar mejor a los animales, expresó Munguí­a.

«Entonces los costarricenses están adoptando zaguates y hay cada vez menos abandonos, menos atropellos (con vehí­culos) y menos envenenamientos» de perros callejeros, declaró Munguí­a.

Además de levantar un monumento al «zaguate», en Costa Rica se realiza desde el año pasado un concurso de belleza canina similar al de Miss Universo.

Cientos de perritas de variadas razas y tamaños, desde Chihuahuas a Collies, suben de la cadena de sus amos a una pasarela para disputar el trofeo de «Miss Costa Rica Canina», que entre los premios reparte comida y atención veterinaria gratis por un año.

Las triunfadoras también reciben tratamiento antipulgas y garrapatas gratis.

Debido al éxito de este certamen, en noviembre se efectuará por primera vez un concurso de belleza de canes machos.