El mes pasado se conmemoró el Día de la Ciudadanía de las Mujeres. Fecha mucho menos conocida y visibilizada que otras conmemoraciones de carácter reivindicativo, político o social. Ni que decir de las fechas explotadas para fines comerciales.
En mi caso he de decir que no lo abordé en ese momento aunque quería, porque tuve la limitación de poner lo urgente sobre lo importante, y en dicha fecha yo estaba refiriéndome a lo que acontece en Honduras, asunto que sigue causándome indignación por todos los hechos de represión. Sin embargo, aunque está fuera de la fecha conmemorativa, quiero refirme al tema de la ciudadanía de las mujeres, porque, además, es una problemática atemporal.
He tenido la oportunidad de acercarme a la temática por un estudio que realicé, sobre la percepción de la población de Santa Lucía Cotzumalguapa respecto a la participación ciudadana de las mujeres de su municipio.
Al recoger las opiniones de la población, la gran mayoría dice reconocer y aceptar como importante la participación de las mujeres en otros espacios fuera del ámbito doméstico. Todavía se ven algunos resabios de la gente, principalmente de generaciones veteranas y muy conservadoras, que mantienen la opinión de que las mujeres están exclusivamente para atender su hogar.
Podríamos pensar que en la población empiezan a haber visos de un cambio de mentalidad. Aunque del pensamiento a la práctica todavía queda un camino por recorrer bastante largo, pues en el caso del municipio de Santa Lucía Cotzumalguapa, que no se diferencia mucho a otras regiones del país, todavía no se ha logrado incorporar -y mucho menos visibilizar su labor- a mujeres en posiciones públicas, principalmente en el más alto nivel.
Lo digo incluso ante un hecho extraordinario suscitado en Santa Lucía, y es el hecho que una mujer de ese municipio alcanzó un puesto de diputada. No obstante, el sondeo realizado reflejó que a lo sumo la población conoce un rango de entre 5 y 10 mujeres de su municipio ocupando posiciones públicas.
Además del número de mujeres participando, y del número de visibilizadas, que se asume en el estudio realizado que son menos en cantidad que los hombres, hay otro elemento que abre aún más la brecha: la igualdad de condiciones para la participación.
Al conversar con las mujeres que en el año del estudio -2007- participaban en el Consejo Municipal de Desarrollo -COMUDE-, pudo determinarse las dificultades que ellas tienen para tener una participación efectiva. Las mujeres dijeron que en sus comunidades ellas son cuestionadas por supuestamente no tener capacidades para asumir una responsabilidad en pro de sus comunidades. Asimismo, su participación en las reuniones del COMUDE está condicionada a terminar las labores del hogar, y quienes tienen hijos e hijas pequeñas muchas veces tienen que llevarlos a las sesiones. De esa manera, está claro que su participación no es efectiva.
Así que además de la barrera de la discriminación, tiene que superarse la barrera de los roles asignados a las mujeres, que no le permiten participar en igualdad de condiciones (por ahí dicen que en Nicaragua constantemente se veía a la ex presidenta Violeta Chamorro haciendo el supermercado de su familia cuando fungía como mandataria).
En conclusión, para alcanzar una plena ciudadanía de las mujeres, y para hacer de la democracia algo más real, se tiene que comenzar en casa. Se deben democratizar primero los roles de hombres y mujeres en la sociedad.