Ecuánime carta al presidente Barack Obama


No soy original al comenzar estos apuntes parafraseando el inicio de informaciones que se ha repetido miles de veces durante los recientes dí­as: «Todo el mundo quedó sorprendido por la designación del Premio Nobel de la Paz a Barack Obama, incluso el propio presidente de Estados Unidos». 

Eduardo Villatoro
eduardo@villatoro.com

Repetitivo, pero así­ es. Casi nadie, por no decir ninguno, se esperaba que el gobernante norteamericano fuera acreedor de ese significativo galardón, y también resulta reiterativo indicar que el premio fue concedido más por las promesas que por las acciones de Obama, de tal manera que mientras analistas, polí­ticos y grupos conservadores, sobre todo la ultraderecha estadounidense, han criticado airadamente la decisión del comité noruego en tal sentido, otros polí­ticos, columnistas de prensa y estadistas que aprecian al gobernante demócrata están de pláceme porque reconocen sus esfuerzos por estimular el desarme nuclear, reforzar la diplomacia internacional y fomentar la cooperación entre los pueblos.

En medio de esas corrientes encontradas me quedo con la carta que le envió al presidente Obama el argentino Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz de 1980, quien, después de felicitar al mandatario norteamericano, plantea varias consideraciones, al indicar que conoce de sus valores humanistas y su voluntad de superar los graves problemas que afectan a su paí­s y el mundo, y que quiere hacer realidad el sueño de Martin Luther King, para superar las injusticias, a fin de que «todos podamos sentarnos en la misma mesa de fraternidad y compartir el pan que alimenta el cuerpo y el pan que alimenta el espí­ritu».

Más concreto, Pérez Esquivel le dice al presidente Obama que Estados Unidos tiene grandes desafí­os internos y en el plano internacional y que «Se necesitan decisiones polí­ticas para superar los conflictos armados que afectan a la humanidad y en los que su paí­s está involucrado. No se ha logrado erradicar la tortura ni el cierre de las cárceles de Guantánamo que EE.UU.  tiene en Cuba y la de Abu Ghraib en Irak». Agrega que «En América Latina es urgente terminar el bloqueo inmoral e injusto contra Cuba, que ya lleva casi 50 años, la liberación de los 5 prisioneros cubanos en los EE.UU. y permitir la  visita de sus familiares que hace 10 años no logran la visa para poder ver a sus seres queridos, lo que viola el Derecho Humanitario».

Pérez Esquivel le indica a Obama que «si bien sus declaraciones son esperanzadoras es necesario concretarlas en la práctica, siendo coherente entre el decir y el hacer, y encontrar los caminos alternativos de construcción social, cultural y polí­tico que permitan cambiar las relaciones entre EE.UU.  y otros pueblos, muchas veces conflictivas.» También critica la instalación de siete bases militares norteamericanas en Colombia que «ponen en peligro las democracias en Latinoamérica» y asevera que un ejemplo de ello es el golpe de Estado en Honduras, que no  podrí­a haber ocurrido «sin la participación de EE.UU.»

Le advierte al presidente Obama que está frente a grandes desafí­os a sabiendas «que no puede asumirlos una sola persona. Los pueblos deben ser partí­cipes y protagonistas de la construcción de nuevos paradigmas de vida y llegar a hacer realidad sociedades más justas y fraternas».

    Ecuánime Pérez Esquivel.

(El indocumentado hispano Romualdo Tishudo, ví­ctima de la crisis financiera que agobia a Estados Unidos y al resto del mundo, lee este anuncio en un diario hispano de Texas: -Desempleado con muchos años de experiencia se ofrece para estadí­sticas).