Y no les da vergí¼enza…


Imparable sigue la matanza de pilotos del servicio de buses sin que se note el menor esfuerzo de las autoridades por garantizar la vida de esas personas. Impunemente se sigue asesinando a los conductores de los servicios urbano y extraurbano sin que en el gobierno muestren que siquiera les da un poco de vergí¼enza la incapacidad para cumplir con el mandato constitucional que ordena garantizar la vida a los ciudadanos del paí­s.


Puede decirse que el problema es antiguo y que fue heredado por el gobierno, pero la verdad es que en más de año y medio de gestión se debió ver por lo menos un esfuerzo o, como mí­nimo, algún sentido de compasión por lo que significa para tantas personas y para sus familias esta sucesión terrible de crí­menes. Sufren, por supuesto, los pilotos y ayudantes que son atacados, sus familias y todos los que tienen algo que ver con los que trabajan en el sector, puesto que es cotidiano el sufrimiento por el miedo que tienen de nuevos y mortales ataques.

Si estuviéramos hablando de un problema que causa ligero perjuicio a algunos pocos, podrí­amos tomarnos tiempo y buscar excusas para no actuar. Pero se trata de un problema que causa daño irreparable a muchas personas, los muertos, sus parientes y la sociedad que sufre las consecuencias de los paros constantes de transporte, y sin embargo el gobierno no se inmuta. Ni siquiera les da vergí¼enza y eso es inadmisible.

Si no pueden resolver el problema tendrí­an que tener la honestidad de decir que no pueden y que mejor alguien más se haga cargo de asegurar la vida de quienes trabajan en el transporte de pasajeros. Porque no es desde ningún punto de vista tolerable que se sucedan ministros, cambien directores de la Policí­a y, a pesar de tanto cambio, en el tema de los asesinatos de pilotos estemos en realidad peor que al principio de este gobierno.

Y lo mismo vale para el clima de inseguridad que hay en las calles con los asaltos cometidos impunemente por bandas de motoristas que a punta de pistola despojan a los automovilistas de celulares, computadoras y lo que tengan de valor sin que en un caso, al menos, se sepa de alguna captura o de acciones de la fuerza pública coherentes para resolver el problema.

Estamos viviendo condiciones en verdad terribles en materia de seguridad y ese tema no le importa a Colom y su gente. Es tiempo de solidaridad, sí­, pero eso significa que lo primero es preocuparse porque los guatemaltecos puedan vivir con algo de tranquilidad y seguridad. Sin eso, todo lo demás son puras babosadas.