La rivalidad entre la Autoridad Palestina y el movimiento islamista Hamas se agudiza a medida que se acercan las elecciones, de fecha aún incierta, a pesar de los esfuerzos de Egipto para que ambos campos firmen un acuerdo de reconciliación.
Los dos campos «se alejan cada vez más uno de otro», observó Hani Al Masri, analista político de Ramalá, Cisjordania, al comparar los últimos discursos del presidente palestino Mahmud Abas y del jefe exiliado de Hamas Jaled Mechaal.
Abas acusó a Hamas de utilizar el «caso Goldstone» para retardar la reconciliación mientras que Jaled Mechaal puso en duda la legitimidad del presidente.
Sin embargo, ambos dirigentes se cuidaron de cerrar definitivamente la puerta a un acuerdo de reconciliación patrocinado por Egipto y varias veces postergado, señaló Hani al Masri.
Los hermanos enemigos tienen cita el 25 de octubre en El Cairo para firmar el acuerdo en forma solemne, pero Hamas pidió que la reunión sea aplazada debido a la actitud de Abas con respecto al «informe Goldstone».
Por su lado, Fatah, el partido de Abas, aceptó una fórmula de compromiso egipcia que consiste en firmar el acuerdo por separado antes del jueves próximo.
Hamas, que aún no reaccionó a la nueva propuesta egipcia, acusa a Abas de haber cedido a la presión norteamericana e israelí al aceptar que el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU aplazara una decisión sobre el informe que acusa a Israel de «crímenes de guerra» en la ofensiva contra Gaza en diciembre 2008 y enero 2009.
En filigrana se perfilan las cruciales elecciones presidencial y legislativa que en principio deben llevarse a cabo el 25 de enero a más tardar, destacaron los analistas palestinos.
De acuerdo con la constitución palestina, el presidente Abas debe «anunciar una fecha para las elecciones antes del 25 de octubre para no crear un vacío constitucional», es decir tres meses antes del último plazo, señaló Samir Azad, profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania.
Si las elecciones no son convocadas a tiempo, Fatah y Hamas van a «perder su legitimidad» con el riesgo de que se desate un enfrentamiento aún más feroz, analizó el historiador Walid Al Mudallal de la Universidad islámica de Gaza.
De hecho, ni Fatah ni Hamas lograron colmar sus respectivas expectativas en vistas a las elecciones.
El presidente Abas quedó debilitado, si no desacreditado, por el «caso Goldstone» y no ha logrado ningún avance en las negociaciones con Israel.
Hamas, por su parte, gobierna un territorio en estado de sitio, cuya población está aislada y empobrecida por el bloqueo israelí.
«Ahora la tendencia es aceptar que las elecciones se hagan a mediados del año próximo», el 26 de junio, como lo proponen los mediadores egipcios, estimó Bassam Al Salhi, secretario general del Partido del Pueblo Palestino, pequeño grupo de izquierda.
«No pienso que haya un hombre político o un líder palestino que pueda permitirse aceptar una separación definitiva entre Cisjordania y la Franja de Gaza», opinó George Jokman, director de la Fundación para los etudios democráticos de Ramalá.
En junio del año 2007, al cabo de violentos combates, Hamas expulsó de la Franja de Gaza a Fatah, partido leal a la Autoridad Palestina, que desde entonces sólo controla Cisjordania.