Los presidentes de Turquía y Armenia asistirán mañana en Bursa, oeste de Turquía, a un partido de fútbol entre las selecciones nacionales, que consagra el inicio de una nueva era en las relaciones entre los dos países tras la firma de un histórico tratado de reconciliación.

«Si no sucede nada extraordinario en estos dos días, iré a Bursa para alentar a mi querida selección», declaró el lunes pasado en Erevan el presidente armenio Serzh Sarkisian.
Sin interés deportivo, dado que ninguno de los dos países puede clasificarse para el Mundial 2010, el partido, que se disputará bajo un importante dispositivo de seguridad, tiene una fuerte carga simbólica pues implica la primera visita de un presidente armenio a Turquía.
El partido de ida de estas eliminatorias, disputado en Erevan, había dado lugar a un hecho histórico simétrico, la visita de Abdulá Gul, primer presidente turco en viajar a Armenia.
El sábado pasado, en Zurich (Suiza), Armenia y Turquía firmaron varios acuerdos para reestablecer las relaciones diplomáticas y reabrir las fronteras.
La historia de las relaciones armenio-turcas tienen un doloroso pasado marcado por las matanzas de armenios bajo el imperio otomano entre 1915 y 1917.
Armenia califica esas matanzas de «genocidio», término que Turquía rechaza categóricamente.
En un discurso pronunciado el martes en el parlamento, el Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan instó a los habitantes de Bursa a dar pruebas de la «hospitalidad turca» y no ceder a eventuales «provocaciones».
«Nuestro presidente fue recibido con hospitalidad en Erevan», dijo. «Nosotros debemos y vamos a hacer lo mismo aquí con el presidente Sarkisian y la selección armenia», agregó.
La semana pasada, el presidente Gul recibió a las autoridades municipales, a representantes de la sociedad civil y a asociaciones deportivas de Bursa para solicitarles que fueran «hospitalarios» con el equipo armenio.
Bursa, que antiguamente se llamaba Brusa y fue la primera capital otomana, es una ciudad industrial y turística ubicada a unos 400 km al oeste de Ankara.
Unos 3.000 policías serán desplegados para impedir cualquier desborde, anunció el gobernador Sahabettin Harput. Agentes de civil estarán en medio del público para impedir que se griten eslóganes provocadores, agregó.
Los espectadores serán registrados antes de entrar al estadio Ataturk y no se permitirá ningún cartel contrario a los armenios.
Una asociación de apoyo a Azerbaiyán distribuyó miles de banderas azeríes en la ciudad.
Según la prensa, hay espectadores que tienen la intención de llevarlas al estadio para protestar contra el apoyo que Armenia otorga a los separatistas del Alto Karabaj, un enclave en territorio de Azerbaiyán controlado por los armenios desde una guerra en los años 90.
Ese conflicto llevó a que en 1993, Turquía cerrara su frontera con Armenia en apoyo a Azerbaiyán, aliado musulmán y turcohablante.
Después del partido, los presidentes turco y armenio participarán en una recepción en un hotel de Bursa y no se descarta que antes del comienzo del encuentro hagan declaraciones a la prensa.
El lunes, la selección armenia de fútbol llegó a Bursa, siendo recibida con flores y la custodia de 300 policías.