Futbol con carga polí­tica


Edouard Nalbandian (I), canciller armenio, saluda a su homólogo turco, Ahmet Davutoglu, en el reinicio de relaciones, ante la vista de representantes de la comunidad internacional. FOTO LA HORA: AFP PARTRICK B. KRAEMER

Los presidentes de Turquí­a y Armenia asistirán mañana en Bursa, oeste de Turquí­a, a un partido de fútbol entre las selecciones nacionales, que consagra el inicio de una nueva era en las relaciones entre los dos paí­ses tras la firma de un histórico tratado de reconciliación.


Volkan Demirel, jugador turco, se prepara para el encuentro de mañana ante Armenia. FOTO LA HORA: AFP JOHN THYS

«Si no sucede nada extraordinario en estos dos dí­as, iré a Bursa para alentar a mi querida selección», declaró el lunes pasado en Erevan el presidente armenio Serzh Sarkisian.

Sin interés deportivo, dado que ninguno de los dos paí­ses puede clasificarse para el Mundial 2010, el partido, que se disputará bajo un importante dispositivo de seguridad, tiene una fuerte carga simbólica pues implica la primera visita de un presidente armenio a Turquí­a.

El partido de ida de estas eliminatorias, disputado en Erevan, habí­a dado lugar a un hecho histórico simétrico, la visita de Abdulá Gul, primer presidente turco en viajar a Armenia.

El sábado pasado, en Zurich (Suiza), Armenia y Turquí­a firmaron varios acuerdos para reestablecer las relaciones diplomáticas y reabrir las fronteras.

La historia de las relaciones armenio-turcas tienen un doloroso pasado marcado por las matanzas de armenios bajo el imperio otomano entre 1915 y 1917.

Armenia califica esas matanzas de «genocidio», término que Turquí­a rechaza categóricamente.

En un discurso pronunciado el martes en el parlamento, el Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan instó a los habitantes de Bursa a dar pruebas de la «hospitalidad turca» y no ceder a eventuales «provocaciones».

«Nuestro presidente fue recibido con hospitalidad en Erevan», dijo. «Nosotros debemos y vamos a hacer lo mismo aquí­ con el presidente Sarkisian y la selección armenia», agregó.

La semana pasada, el presidente Gul recibió a las autoridades municipales, a representantes de la sociedad civil y a asociaciones deportivas de Bursa para solicitarles que fueran «hospitalarios» con el equipo armenio.

Bursa, que antiguamente se llamaba Brusa y fue la primera capital otomana, es una ciudad industrial y turí­stica ubicada a unos 400 km al oeste de Ankara.

Unos 3.000 policí­as serán desplegados para impedir cualquier desborde, anunció el gobernador Sahabettin Harput. Agentes de civil estarán en medio del público para impedir que se griten eslóganes provocadores, agregó.

Los espectadores serán registrados antes de entrar al estadio Ataturk y no se permitirá ningún cartel contrario a los armenios.

Una asociación de apoyo a Azerbaiyán distribuyó miles de banderas azerí­es en la ciudad.

Según la prensa, hay espectadores que tienen la intención de llevarlas al estadio para protestar contra el apoyo que Armenia otorga a los separatistas del Alto Karabaj, un enclave en territorio de Azerbaiyán controlado por los armenios desde una guerra en los años 90.

Ese conflicto llevó a que en 1993, Turquí­a cerrara su frontera con Armenia en apoyo a Azerbaiyán, aliado musulmán y turcohablante.

Después del partido, los presidentes turco y armenio participarán en una recepción en un hotel de Bursa y no se descarta que antes del comienzo del encuentro hagan declaraciones a la prensa.

El lunes, la selección armenia de fútbol llegó a Bursa, siendo recibida con flores y la custodia de 300 policí­as.