Una cruz erigida hace 75 años en el desierto californiano en homenaje a los soldados de la Primera Guerra Mundial sumergía este miércoles a la Suprema Corte de Justicia estadounidense en un complejo debate sobre la separación de la Iglesia y el Estado.
Erigida en 1934 por una asociación de veteranos de guerra, la cruz objeto de las pasiones de progresistas y conservadores en el máximo órgano judicial del país, está situada en el Parque Nacional de Mojave, en California (oeste), propiedad del gobierno federal.
Un ex empleado del parque -de confesión católica- presentó una demanda afirmando que la existencia de la cruz en un parque nacional es anticonstitucional, porque el gobierno no tiene derecho a privilegiar una religión en detrimento de otra.
El Congreso declaró la cruz «monumento conmemorativo nacional».
Sin embargo, la justicia dio razón al demandante e intimó al gobierno a retirar la cruz. Desde entonces el monumento está recubierto por una caja protectora.
El Congreso ordenó la cesión del terreno a una asociación de veteranos, a fin de sustraerlo a las normas que rigen la propiedad estatal, pero un tribunal de apelaciones reafirmó en 2004 que la cruz viola la constitución.
Meses más tarde, constatando que la cruz y su caja protectora continuaban en el parque, el ex empleado solicitó a un tribunal que obligara al gobierno a conformarse a la decisión judicial y la retire del lugar. Nuevamente obtuvo una decisión favorable y el miércoles se encontraba ante la Suprema Corte esperando su veredicto.