Redoblan esfuerzos contra resistencia al Tratado de Lisboa


La máxima dirigencia de la Unión Europea recibe hoy en Bruselas al primer ministro de República Checa, Jan Fischer, con el objetivo de convencer al euroescéptico presidente de ese paí­s, Vaclav Klaus, de que firme cuanto antes el Tratado de Lisboa.


Tras la amplia victoria del «sí­» en el referéndum irlandés del viernes, quedó levantando el principal obstáculo para la entrada en vigencia de este texto destinado a hacer funcionar mejor a la UE.

Pero para que esto ocurra, el presidente polaco Lech Kaczynski y, sobre todo, Vaclav Klaus todaví­a deben firmar el documento ya ratificado por ví­a parlamentaria en sus paí­ses.

Como ninguno de los dos ha dado a conocer una fecha para esa firma, Europa continúa en la incertidumbre en cuanto a su futuro institucional.

El titular de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente en ejercicio de la UE, el primer ministro sueco Fredrik Reinfeldt, tení­an previsto reunirse el miércoles a media jornada con Fischer para tratar de aclarar la situación.

«Estoy persuadido de que la ratificación estará también terminada con éxito en República Checa muy pronto», estimó el primer ministro checo tras el referéndum irlandés.

Pero la firma final para la ratificación está en manos de Vaclav Klaus, con quien los responsables europeos aún no han logrado entrar en contacto en forma directa.

Para convencer a Klaus, la UE podrí­a ofrecer a Praga un puesto de comisario europeo a medida, con la condición de que el texto sea ratificado en plazo razonable, estiman los analistas.

La razón es que el tiempo apremia, ya que el mandato de la actual Comisión Europea termina el 31 de octubre y se plantea la cuestión de saber sobre qué base será nombrado el próximo ejecutivo comunitario.

Con el Tratado de Niza, que rige actualmente la UE, habrá menos comisarios que Estados europeos. Con el Tratado de Lisboa, habrí­a un comisario para cada uno de los 27 miembros del bloque.

Si Klaus mantiene su negativa a firmar la ratificación, los checos corren el riego de verse privados de comisario.

Frente a quienes lo presionan, Vaclav Klaus argumenta que senadores de su propia formación polí­tica presentaron nuevos recursos ante la Corte Constitucional checa.

Se necesitarán entre dos y tres semanas para que el máximo tribunal del paí­s decida si hace lugar al recurso. Si lo acepta, la decisión sobre el fondo de la cuestión podrí­a llevar dos o tres meses más.

Mientras tanto, Klaus, que una vez comparó a la UE con la Unión Soviética, se mantiene inflexible, ya que tiene la convicción de que el texto amenaza la soberaní­a checa.

Sin embargo, no es seguro que el presidente euroescéptico pueda resistir durante mucho tiempo en esta tesitura. Su homólogo polaco, Lech Kaczynski, también euroescéptico, firmarí­a dentro de poco la ratificación, dejando al jefe de Estado checo aislado.

La firma de Kaczynski se producirí­a «en cuestión de dí­as», aseguró Mariusz Handzlik, responsable de la polí­tica exterior en la presidencia polaca.

En cuanto a la hipótesis de que Klaus espere el regreso al poder de los conservadores británicos, cuyo lí­der David Cameron prometió organizar un referéndum sobre el tratado si éste no ha sido ratificado en ese momento, también parece difí­cil de que se cumpla.

«Los británicos deberí­an haber hecho algo mucho antes y no despertarse solo ahora», admitió el propio Klaus.