Fue un estudiante de Derecho, no concluyó sus estudios debido a su intensa participación política revolucionaria, la que duró trece años. Perteneció al Partido Comunista. En 1,932, siendo presidente de la República el general Maximiliano Hernández Martínez, ejecutó dura represión en contra de los obreros y campesinos. Cuando los representantes del Partido Comunista solicitaron una entrevista con el presidente, éste no los recibió, pero su secretario particular, dijo: «Más bien, el gobierno no quiere llegar a ningún arreglo con ustedes; lo que procede es enfrentar la situación, si los guardias y soldados tienen fusiles que disparar, también los trabajadores tienen machetes que desafilar».
Hacia la mitad de enero, del año citado, los trabajadores tomaron la decisión de generalizar la huelga y llegar en caso necesario a la insurrección armada. El 19 de enero Martí es capturado en compañía de Alfonso Luna y Mario Zapata. El 20 se decretó el estado de sitio en seis departamentos, especialmente en la zona occidental.
A las doce de la noche del veintidós de enero se produjo el levantamiento, varios miles de campesinos, armados con instrumentos de labranza, tomaron varias poblaciones de Sonsonate y Ahuachapán. En Nueva San Salvador hubo cruentos combates. El ejército nacional, que ya estaba en alerta, en sólo tres días derrotó totalmente a los campesinos. Los fallecidos en combate fueron relativamente pocos, pero la represión posterior elevó al cien por ciento el número de ejecutados. En solo cinco días hubo más de cinco mil fusilados, sin juicio alguno. En total hubo alrededor de veinte mil muertos y desaparecidos. Cuando las fosas comunes no alcanzaban entonces se recurría a la cremación masiva.
El treinta de enero quedó instalado el Tribunal Militar que conoció el caso en contra de Farabundo Martí y sus dos compañeros capturados. La sentencia fue la muerte por fusilamiento, los delitos eran los de sedición y rebelión. La única persona que aceptó la defensa fue un pasante de leyes, bachiller René Padilla y Velasco, quien apeló ante el Presidente de la República para conmutar la pena de muerte por una menor. El indulto quedó denegado. Minutos antes de morir, Martí evoca pasajes de sus conversaciones con el héroe nicaragí¼ense Sandino y los motivos de la separación de los dos jefes. Martí hacía alusión a Sandino diciendo de él que era sincero y uno de los pocos patriotas del mundo.
El primero de febrero de 1,933 se ejecutó la sentencia, ningún familiar llegó a despedirse de Martí. El último en separarse de los tres condenados fue un fraile, su presencia obedeció a sentimientos humanos y de admiración.
Martí pidió que no le vendaran los ojos. Sus restos descansan en la sección de personajes ilustres en el Cementerio General de San Salvador.
Con mucho esfuerzo El Salvador, conocido como el Pulgarcito de América, camina hacia la democracia, aún con muchos de sus habitantes soportando pobreza.