Fiestas de Octubre: la verdad


Claudia Navas Dangel

Cuando se habla de cultura generalmente se asocia esta palabra a las bellas artes, por lo que muchas veces se cree también que es un lujo, algo que no es prioritario y casi nunca se habla de la cultura como derecho, como algo integral y como un motor que impulsa el desarrollo y que poco a poco va creando mejores condiciones de vida. Quizá por esa razón el tema de las Fiestas de Octubre ha sido satanizado por algunos, ignorado por otros y desdeñado por quienes tienen la obligación de hacer que las y los ciudadanos ejerzamos nuestros derechos, incluido entre estos el de la recreación, el ocio, el esparcimiento, la educación, todo inmerso en el derecho a la cultura.


En esta entrevista Julio Solórzano Foppa, corazón de este proyecto, nos cuenta con el entusiasmo y la sonrisa que lo caracteriza, en qué consiste y aclara a la vez ese malentendido que se ha dado en torno a una celebración que pretende reivindicar ese derecho a la cultura.

– En estos últimos dí­as se ha dado un gran revuelo con el tema de las Fiestas de Octubre. ¿Qué son las Fiestas de Octubre, en qué consiste este proyecto?

– Las Fiestas de Octubre son mil eventos de música, danza, teatro y cine, a los que se podrá acceder de forma gratuita en toda Guatemala. Pero Fiestas de Octubre son también, mucho más que eso. Se trata de un intento organizado por muchas entidades, en el que participan miles de artistas y promotores culturales, con el propósito de hacer evidente la extraordinaria riqueza, diversidad, calidad y abundancia de las expresiones artí­sticas de Guatemala. Se intenta también, iniciar un esfuerzo de posicionamiento del arte y la cultura en su enorme potencial como factor de desarrollo, económico y social.

– Es importante aclarar lo del presupuesto, ¿cuánto es, quiénes están invirtiendo y cuánto se está haciendo de voluntariado, esto último, traducido a quetzales, cuánto serí­a?

– Fiestas de Octubre acordó con el Gobierno de Guatemala, a través del Programa Nacional de Resarcimiento y de la Secretarí­a de la Paz, una aportación de 2 millones 400 mil quetzales, de los cuales 1 millón serí­a destinado para la Asociación Arte y Cultura para el Desarrollo (ACUDE), ONG que organiza Fiestas de Octubre. El millón 400 mil quetzales restante serí­a un apoyo en contrataciones de tarimas, equipos de luces y sonido, transportes, hospedajes, etc. ACUDE por su parte, utilizarí­a los recursos recibidos para pago de artistas, transporte y todo tipo de gastos de producción. Después de que se anunciara el retiro del apoyo en efectivo, ACUDE ha sostenido conversaciones con los funcionarios de la Secretarí­a de la Paz y el Programa Nacional de Resarcimiento para buscar otras formas y fuentes de apoyo, que puedan sustituir ese millón de quetzales que estaba programado. Estas conversaciones ya han tenido buenos frutos y se ha encontrado la solución para gran parte de las necesidades.

– ¿Cuál es esa solución?

– Las soluciones son varias: en primer lugar, gestiones con organismos internacionales, en segundo, gestiones al interior mismo del Gobierno, para encontrar apoyos en infraestructura y personal, de tal manera que el efecto práctico sea a resolver sin gastar. Por otra parte estamos recurriendo a empresas y empresarios que nos han ayudado en especie, para pedirles que consideren la posibilidad de aportar algún recurso económico. A estas alturas, ya sabemos que no se va a poder resolver todo, pero sí­ una buena parte.

– ¿Cómo surge la idea de una celebración de este tipo?

– La propuesta viene de una iniciativa de las mismas instituciones gubernamentales, y a partir de ahí­, yo desarrollé la idea inicial de Fiestas de Octubre como un evento nacional en el que se pone el acento en la diversidad. La idea original era un esquema que se fue enriqueciendo con otras ideas y propuestas de mucha gente, pero en particular del equipo excepcional con el que he tenido la suerte de trabajar.

– ¿Por qué octubre y no abril?

– Fiestas de Octubre conmemora y celebra con entusiasmo la Revolución de Octubre de 1944, con la que se inició el periodo democrático más importante en la historia de Guatemala. Además, celebramos a una Revolución que impulsó el Arte y la Cultura de muchas maneras. Quisiera pensar que con Fiestas de Octubre podemos continuar con ese impulso al Arte en una Guatemala muy distinta de la de 1944, y que necesita quizás aún más que entonces, entender su importancia y su potencial.

– ¿Desde cuándo están trabajando en ella?

– Desde hace siete meses muy intensos.

– Este es un proyecto basado en sueños, ¿cuántos soñadores y soñadoras se han sumergido en él?

– Directamente conmigo trabajan (y sueñan) unas cuarenta personas, pero hay una gran cantidad de colaboradores en los Departamentos, en las Instituciones de Cultura, entre los artistas mismos que han contribuido de mil maneras. También hay amigos en otras latitudes que han colaborado de muy diversas maneras y con gran generosidad.

Una de las cosas que más llama la atención es el hecho de que a diferencia de muchos festivales, se están programando escenarios en los departamentos, cuál es el alcance a nivel departamental.

En esta primera edición de Fiestas de Octubre, nos hemos concentrado en las 22 Cabeceras Departamentales y un puñado de Municipios entre los que destacan dos por su singularidad y por su riqueza cultural: Rabinal, Baja Verapaz y Livingston, Izabal. En todos los eventos en los departamentos participan artistas y grupos locales y a ellos se agregan artistas de otras ciudades, y en algunos casos extranjeros. Por otra parte, en todos los departamentos habrá conversatorios con un tema general: «El Arte y la Cultura en el Futuro de Guatemala».

– Es importante hablar de la cultura como derecho, ¿qué puede decir al respecto?

– El Derecho a la Cultura es un tema enorme pero quiero señalar en particular el derecho de la cultura y de los seres humanos, en los que la cultura habita, a ser respetados.

– Y de la cultura como motor del desarrollo…

– Para que la Cultura se convierta en un factor de desarrollo económico, de empleo, de bienestar, etc., tiene que ser asumida como tal. En todos los paí­ses en los que la cultura es un factor importante de desarrollo, ha habido un proceso de información y conocimiento seguido de propuestas legislativas y de polí­ticas públicas que finalmente se han implementado. A mi juicio, en Guatemala hay que iniciar por conocer lo que existe, evaluar su potencial y trabajar en varias direcciones simultáneamente: Lucha contra la pobreza y la violencia, consolidación de la Paz y de las entidades, desarrollo cientí­fico y empresarial del turismo cultural, protección del patrimonio tangible e intangible, reestructuración de contenidos y metodologí­as de educación desde la primaria hasta la universidad, etc. Aunque suena a mucho, todo esto es realizable.

– ¿Cómo cambia a una población el ejercicio del derecho de la cultura?

– Esta es una pregunta muy compleja y la respuesta que se me ocurre es que una población que ejerce su derecho a la cultura, se encuentra en ese estadio tan escaso de conciencia colectiva, de una identidad común.