¡Qué injusta es la Justicia!


«Lo que consideramos justicia es, con mucha frecuencia, una injusticia cometida en nuestro favor.»

Reveillere

Yo antes creí­a que la Justicia era un concepto universal y que, al nacer, todos los seres humanos tení­amos, al menos, la noción de qué es lo justo y qué no. Sin embargo, he empezado a creer que la Justicia es un invento creado por los griegos, a través de su mitologí­a y ratificado racionalmente por Platón, y que desde entonces creemos que hay una Justicia universal.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Es cierto que a veces nos alegramos de que haya una Justicia -ya sea terrenal o divina-, y nos da un poco de alegrí­a cuando condenan a un criminal a 250 años de cárcel por delitos terribles. Sin embargo, si hubiera una Justicia plena, no deberí­amos alegrarnos por uno o dos casos, de personas que no tienen ningún respaldo polí­tico o porque son clasemedieros sin ví­nculos empresariales. Si todo fuera justo, todo delincuente (es decir, los genocidas, los malversadores de fondos, los corruptos o los que quieren el voto secreto) deberí­an tener su castigo, pero eso no ocurre.

La Justicia no es universal; más bien, tiene pasaporte, ya que según su nacionalidad, funciona de diferentes formas. Si un presidente en Taiwán delinquió en corrupción, recibe cadena perpetua; pero si fuera en Guatemala -incluso por más dinero-, ya sea en el Gobierno o en el Congreso, los corruptos andan libres, e incluso siguen recibiendo salario pagado por el pueblo.

He ahí­ el conflicto en Honduras. Lo que para unos es justa la restitución de Zelaya en el poder, para otros no, porque la Constitución de Honduras lo dictamina así­, que es «justa» la destitución, porque la Carta Magna lo dice así­. Entonces, lo que me queda claro es que las constituciones de los paí­ses son sólo el invento que justifica el invento de la Justicia.

Ya ve, también, que no es lo mismo escoger a uno o a otro (o a ocho) candidato para magistrado de la Corte Suprema de Justicia, porque uno está «shuco» y el otro no. Pues, como le decí­a, yo antes creí­a que todos nací­amos con la intuición original de qué es lo justo, pero algunos NO. O quizá sí­, pero se les olvidó o se les atrofió.

Actualmente, vivimos en un perí­odo trascendental para nuestro sistema judicial (no de Justicia), que está basado en legalismos y en leyes y reglamentos que pierden rápido su valor, como el Reglamento de Tránsito que regula el uso de las motos, que hoy dí­a ya no se cumple.

Y ante este perí­odo fundamental del paí­s, debemos estar conscientes a no aceptar que nuestro sistema de Justicia, sea realmente eso, y que no se base en arbitrariedades, en gente que se escuda en los vací­os legales y no en esa intuición original que nos hace a todos buscar lo bueno, lo verdadero y lo justo.

Está más que claro: de los 26 propuestos por la Comisión Postuladora, hay gente valiosa, y ocho o nueve no. Depende ahora del Congreso decidir si quiere un paí­s con Justicia (porque, obviamente todos lo queremos) o un paí­s con su sentido de lo justo atrofiado.

Yo antes creí­a que la Justicia era un concepto universal y que, al nacer, todos los seres humanos tení­amos, al menos, la noción de qué es lo justo y qué no. Para ser justos, aún lo sigo creyendo. (http://diarioparanoico.blogspot.com)