«Lo que consideramos justicia es, con mucha frecuencia, una injusticia cometida en nuestro favor.»
Reveillere
Yo antes creía que la Justicia era un concepto universal y que, al nacer, todos los seres humanos teníamos, al menos, la noción de qué es lo justo y qué no. Sin embargo, he empezado a creer que la Justicia es un invento creado por los griegos, a través de su mitología y ratificado racionalmente por Platón, y que desde entonces creemos que hay una Justicia universal.
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Es cierto que a veces nos alegramos de que haya una Justicia -ya sea terrenal o divina-, y nos da un poco de alegría cuando condenan a un criminal a 250 años de cárcel por delitos terribles. Sin embargo, si hubiera una Justicia plena, no deberíamos alegrarnos por uno o dos casos, de personas que no tienen ningún respaldo político o porque son clasemedieros sin vínculos empresariales. Si todo fuera justo, todo delincuente (es decir, los genocidas, los malversadores de fondos, los corruptos o los que quieren el voto secreto) deberían tener su castigo, pero eso no ocurre.
La Justicia no es universal; más bien, tiene pasaporte, ya que según su nacionalidad, funciona de diferentes formas. Si un presidente en Taiwán delinquió en corrupción, recibe cadena perpetua; pero si fuera en Guatemala -incluso por más dinero-, ya sea en el Gobierno o en el Congreso, los corruptos andan libres, e incluso siguen recibiendo salario pagado por el pueblo.
He ahí el conflicto en Honduras. Lo que para unos es justa la restitución de Zelaya en el poder, para otros no, porque la Constitución de Honduras lo dictamina así, que es «justa» la destitución, porque la Carta Magna lo dice así. Entonces, lo que me queda claro es que las constituciones de los países son sólo el invento que justifica el invento de la Justicia.
Ya ve, también, que no es lo mismo escoger a uno o a otro (o a ocho) candidato para magistrado de la Corte Suprema de Justicia, porque uno está «shuco» y el otro no. Pues, como le decía, yo antes creía que todos nacíamos con la intuición original de qué es lo justo, pero algunos NO. O quizá sí, pero se les olvidó o se les atrofió.
Actualmente, vivimos en un período trascendental para nuestro sistema judicial (no de Justicia), que está basado en legalismos y en leyes y reglamentos que pierden rápido su valor, como el Reglamento de Tránsito que regula el uso de las motos, que hoy día ya no se cumple.
Y ante este período fundamental del país, debemos estar conscientes a no aceptar que nuestro sistema de Justicia, sea realmente eso, y que no se base en arbitrariedades, en gente que se escuda en los vacíos legales y no en esa intuición original que nos hace a todos buscar lo bueno, lo verdadero y lo justo.
Está más que claro: de los 26 propuestos por la Comisión Postuladora, hay gente valiosa, y ocho o nueve no. Depende ahora del Congreso decidir si quiere un país con Justicia (porque, obviamente todos lo queremos) o un país con su sentido de lo justo atrofiado.
Yo antes creía que la Justicia era un concepto universal y que, al nacer, todos los seres humanos teníamos, al menos, la noción de qué es lo justo y qué no. Para ser justos, aún lo sigo creyendo. (http://diarioparanoico.blogspot.com)