Los resultados de las elecciones legislativas de ayer en Alemania, donde los socialistas sufrieron su peor derrota, y en Portugal, donde perdieron la mayoría absoluta en el Parlamento, ilustra su retroceso en Europa en beneficio de partidos más radicales a la izquierda.
Un escenario que podría repetirse en España en las legislativas de 2012, pero en beneficio de la derecha.
«Hay una tendencia global al retroceso de la socialdemocracia desde hace 20 años», constató el politólogo francés Philippe Braud.
Por un lado «todo el mundo, inclusive la derecha, se ha vuelto socialdemócrata. Incluso Nicolas Sarkozy o Angela Merkel defienden la cobertura médica, el salario mínimo o la protección social», explicó.
De otro lado «porque en una época en la cual se imponen la globalización y la economía de mercado, la derecha parece, paradójicamente, dar más seguridad».
«Una Europa sin izquierda» era el título de portada de este lunes del diario italiano La Stampa, al presentar la histórica derrota del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) como una «grave señal de alarma» para la izquierda europea, sancionada en particular por haber participado en coaliciones de derecha.
En Portugal, la victoria de los socialistas en los comicios del domingo se vio en parte empañada por que perdió la mayoría absoluta en el Parlamento.
Con estos resultados, la izquierda estará «ausente de los gobiernos de los dos más grandes países del continente, Francia y Alemania» y «pronto lo estará en Gran Bretaña», advertía hoy el diario español El País.
En Gran Bretaña, los laboristas británicos, que están siendo criticados por su gestión de la crisis, están a punto de perder el poder tras 14 años.
Al igual que los políticos, los diarios europeos subrayaban el lunes el alto precio que ha pagado el SPD, que registró su nivel más bajo en la historia (23%) tras cuatro años de participación en un gobierno de centro-derecha.
Los conservadores de la Unión Cristiano-demócrata y la Unión Cristiano Social (CDU/CSU) de la canciller alemana Angela Merkel y sus aliados del FDP (Partido Liberal) lograron una cómoda mayoría (322 de los 622 diputados), según resultados oficiales, que destacan una pérdida del SPD en beneficio de la izquierda, y un avance de Die Linke (La izquierda) del 11,9%.
«Esto no quiere decir que esos partidos protestantes tengan un gran futuro» pues a cierto plazo perderán electores por participar a su turno en coaliciones de gobierno o marginalizándose, consideró Braud.
El ascenso de la izquierda radical y de los ecologistas, que también registraron avances en las europeas de junio pasado, obligará a los socialistas a redefinir su proyecto político si no quieren quedarse mucho tiempo en la oposición.
En España, donde la derecha podría volver al poder en las próximas legislativas, el actual presidente del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, no creer que estén soplando «vientos favorables a los conservadores» en Europa.
«No es verdad», afirmó Zapatero el lunes interrogado sobre la derrota del SPD alemán que atribuyó a un «cambio de liderazgo».
«El resultado electoral se produce por las circunstancias de cada país», sostuvo el jefe del gobierno español que cumple su segundo mandato.
La canciller alemana, Angela Merkel, se preparaba hoy para formar un nuevo gobierno con los liberales, tras una victoria en las legislativas de ayer que impulsa su nueva coalición hacia la derecha.
Juntos los conservadores de la Uniones Demócrata Cristiana y Social Cristiana (CDU/CSU) de Merkel y sus aliados del Partido Liberal Demócrata (FDP) lograron una cómoda mayoría de 332 de los 622 escaños del Bundestag, según los resultados oficiales comunicados el lunes.
De hecho, Merkel estaba segura de volver a ser canciller, pero sin el éxito del FDP se habría visto obligada a reanudar su «gran coalición» con los socialdemócratas con los que gobernó durante cuatro años en función del mínimo común denominador.
Los electores esperan que el nuevo gobierno se lance prioritariamente a la lucha contra el desempleo, que debería aumentar con fuerza antes de finales de año, y a la mejora de la educación, según un sondeo publicado el lunes por el semanario Focus. La reforma del sistema de salud aparece en tercer lugar.
Pero el próximo gobierno deberá lidiar también con la muy impopular participación del ejército alemán en Afganistán.
Una Merkel radiante anunció el domingo por la noche que su partido podía «celebrar la victoria» tras haber obtenido una mayoría clara para gobernar con los liberales.
Sin embargo, la CDU/CSU registró su peor resultado desde 1949, con 33,8% de votos.
La victoria de la derecha se debe así a los liberales del FDP, que obtuvieron su mejor resultado, 14,6%, y vuelven al poder tras 11 años.
El FDP había hecho campaña a favor de una reducción de impuestos, a pesar del espectacular endeudamiento de Alemania para luchar contra la crisis.
El índice principal de la Bolsa de Fráncfort, el Dax, evolucionaba fuertemente al alza el lunes. El mercado quería esta nueva coalición de derechas, de la que espera una desregulación del mercado laboral y reducción fiscales.
«Una vez en el poder, el FDP se enfrentará a la realidad», advierte sin embargo Martin Lueck, economistas del banco UBS. «Las reducciones de impuestos importantes serán imposibles porque provocarían un déficit de las finanzas públicas inaceptable», señala.
En cuanto a las intentos de reformar el mercado laboral, «serán diluidos por la CDU/CSU», agrega.
Las negociaciones de coalición deberán comenzar a más tardar la próxima semana y el nuevo gobierno debe estar formado antes de un mes, consideró el lunes el secretario general de la CDU, Ronald Pofalla.
Mientras tanto, el Partido Social-Demócrata (SPD) digiere su peor resultado de la historia, con 23%, y se prepara para volver a la bancada de la oposición tras 11 años en el poder.
En la extrema izquierda, el Die Linke, que logró 11,9% de los votos a costa del SPD, se presenta como la «verdadera conciencia social» de Alemania. También los Verdes realizaron el mejor resultado de su historia, con 10,7%.
Condenado a encabezar un gobierno minoritario, el primer ministro socialista José Sócrates dispondrá en su segundo mandato de un reducido margen de maniobra para aplicar su programa, en momentos en que Portugal tiene muchas dificultades para salir de la recesión.
Tras reivindicar una «victoria sin ambigí¼edades» en las elecciones legislativas del domingo, Sócrates prometió «gobernar sobre la base del programa de reformas, modernización y justicia social que recibió el apoyo de los portugueses».
Pero la tarea se anuncia difícil, ya que tanto la oposición de izquierda como de derecha ha descartado en forma categórica cualquier alianza o acuerdo parlamentario con el Partido Socialista (PS).
En los dos extremos del tablero político, la derecha populista del Centro Democrático Social (CDS) y el Bloque de Izquierda, en fuerte avance, reivindicaron un mayor papel en la determinación de la política del futuro gobierno.
«Continuaremos siendo la mejor oposición a un gobierno socialista que evaluaremos únicamente a la luz de nuestro programa», afirmó Paulo Portas, líder del CDS, convertida en la tercera fuerza política del país a partir de una campaña a favor de disminuir los impuestos y tener cargas sociales mínimas.
Al frente del Bloque de Izquierda, formación antiliberal que duplicó su número de diputados, el trotskista Francisco Louí§a, que propone la estatización de una parte de los sectores bancarios y energéticos, exigió a los socialistas «más diálogo» y un «sistema de protección social que responda verdaderamente al desempleo».
«Los programas del Partido Comunista y del Bloque de Izquierda hacen imposible cualquier entendimiento estable» con el PS, estimó el director del Diario Económico, Antonio Costa.
Pero «si Sócrates elige al CDS como socio, el ala izquierda de su partido le va a hacer la vida muy difícil», agregó.
Según el ex ministro socialista y ex comisario europeo Antonio Vitorino, la victoria relativa pero «clara» del PS, especialmente frente al Partido Socialdemócrata (PSD), su principal rival de centro-derecha, le permitirá «buscar apoyos a derecha o izquierda, caso por caso».
Pero, de acuerdo con el politólogo Miguel Morgado, «tanto a izquierda como a derecha nadie le hará favores al PS».
En ese marco, una de las principales confederaciones empresariales de Portugal lanzó el lunes un pedido de «estabilidad», a la que considera necesaria para los inversiones.
«Es necesario que el nuevo gobierno dé una imagen de estabilidad, porque en caso contrario los empresarios no invertirán», declaró la Confederación Industrial Portuguesa (CIP) a la agencia Lusa.
Muy afectado por la crisis económica mundial, Portugal debería terminar 2009 con una recesión del 3,5% del PIB (Producto Interior Bruto) y enfrenta un desempleo de 9,1%, un récord desde 1986.
De su lado, el déficit público alcanzaría oficialmente el 5,9% del PIB a fines de año, es decir el doble del límite del 3% autorizado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea (UE).