¿Desfiles cí­vicos?


«…Guatemala se está convirtiendo en un remedo del mundo de la farándula mexicana comercial de la tele, o una especie de territorio de Bandamax, donde los Tigres del Norte son la quintaesencia del estilo y estética de nosotros los feos. Lo sentí­ este 15 de septiembre al presenciar el patético desfile de la Independencia, integrado por unos cuantos colegios renuentes al cambio, que no se conforman por la pérdida de la costumbre antañona de los desfiles obligatorios que fueron eliminados como obligatorios y nunca sustituidos por otra actividad organizada y formal?», Méndez Vides, 17 septiembre 2009, elPeriódico.

Ramiro Mac Donald
http://ramiromacdonald.blogspot.es/

¡Clarí­simo! Excelente análisis y en tan pocas palabras. Mi total adhesión. Incondicional apoyo a este sentido crí­tico de ver el tradicional desfile del 15 de septiembre, que se ha convertido en un verdadero espectáculo patético, con chicos militarizados (más hacen de payasos) y chicas que se asemejan a las bailarinas del carnaval, pero están muuuuuuuuuy lejos de lograr alguna estética de buen gusto. Más pareciera que el montón de observadores y curiosos van al desfile del 15 de Septiembre, por ver las nalgas y piernas al aire, porque de civismo y ciudadaní­a: N A D A de N A D A. Pero los culpables son los padres/madres de familia, y los dueños de los colegios… y los aprovechados del comercio de todo tipo artí­culos alrededor de esta farsa que es el desfile del 15.

Yo no digo que lo cancelen. NO: reclamo, exijo que lo re-encaucen. Que le den otro sentido, que le otorguen verdadero y auténtico motivo cí­vico. Que lo desmilitaricen, que lo conviertan en una competencia de «Bandas de Paz», como en El Salvador, donde resalte el arte de los y las chicas, y no caigan en el sonsonete «guerrerista» que ya está suficiente con haberlo sufrido desde 1954.

Porque, de acuerdo con el escritor Eduardo Juárez, a partir de esa fecha y «? luego del derrocamiento de Jacobo Arbenz Guzmán, Presidente Constitucional de la República? la vida social, cultural, económica y educativa de Guatemala, no fue la misma? Volvieron los desfiles escolares del 15 de Septiembre, enalteciendo a los militares, con las desagradables bandas de guerra de los centros educativos, tanto públicos como privados. Recuerdo el año 1964, cuando estudiaba en el INVO de Chiquimula, el 15 de Septiembre desfilamos con «uniforme de gala», estilo chafarote, pagado por los padres de familia, y con armas prestadas por la zona militar de ese departamento. Algunos éramos tan pequeños que el arma nos quedaba grande. Pero la intención era enaltecer la casta militar?» (http://chichicaste.org)

Pero eso, eso no lo saben muchos de los maestros, ni los padres de familia, ni mucho menos los alumnos. Quiero contarles lo que mi colega, Eugenia Rojas, socióloga tica que trabaja en Guatemala desde hace varios años, me comentó algo sobre el desfile de antorchas desde y hacia Sololá, el pasado 15 de Septiembre. Según me relató, muchos «cafres» se colocaban a la orilla de la carretera, el 14 por la tarde, ¡para tirarle agua sucia, en bolsas de nailon! a los corredores que llevaban antorchas. No para refrescarlos sino para agredirlos. ¿Es eso civismo?

Y nos preguntamos ¿esos muchachos/muchachas saben por qué corren?, ¿cuál es el verdadero sentido y simbolismo que llevan en sus manos, qué es portar una antorcha de la Libertad? Lo dudo, seguramente muchos lo hacen por travesura, otros para estar en la onda del grupo, y otros por no quedarse en casa sin hacer nada. Esto está rayando ya, en una práctica de actos vandálicos, barbarismos innecesarios y pérdida de tiempo para una juventud que necesita utilizar su energí­a en otra cosa, menos en aprender a saludar militarmente a la bandera nacional, o marchar como soldaditos de plomo, haciendo (como dice Méndez Vides), sí­, haciendo el RI-DI-CU-LO-.

Yo desde esta columna, con todas las fuerzas de un renovado civismo, no al mejor estilo chafarotil de la actualidad, exijo al nuevo ministro de Educación -Bienvenido Argueta- que cambie radicalmente semejante actitud servil de marchar con uniformes de guerra, para saludar a la patria. Eso no contiene nada de cí­vico?y no contribuye a formar ciudadaní­a entre la juventud.