José Bernardo Carrasco: Hacia una enseñanza eficaz


Eduardo Blandón

¿La educación es un arte o una ciencia? ¿Se puede aprender a educar o es algo innato? Las preguntas no están de sobra. Los textos de filosofí­a de la educación dedican páginas completas para resolver el enigma y ofrecer su posición. Para José Bernardo Carrasco, sin embargo, la pregunta está demás y emprende la tarea de enseñar a los profesores el arte de la enseñanza que apellida «eficaz».


El libro tiene varios puntos a su favor. En primer lugar, es sintético. Ofrece dentro de sus páginas esquemas, cuadros, resúmenes y mapas conceptuales que ayudan al bisoño a comprender con facilidad los conceptos. No es el libro clásico para filosofar, sino para aprender estrategias de enseñanza (aunque funda la práctica con ideas no superficiales). Por otro lado, es un libro al que se puede regresar todo el tiempo por ofrecer sugerencias importantes para hacer del acto educativo una práctica «artí­stica» y «bella».

Para que tenga una idea de los temas que trata, a continuación enumero alguno de ellos: 1. El currí­culo y su estructura; 2. Cómo hay que enseñar; Qué, cómo y cuándo hay que evaluar; 4. Los objetivos curriculares; 5. Los contenidos curriculares; 6. Aprendizaje metacognitivo de estrategias; 7. El profesor como aprendiz de estrategias: aprender a aprender; 8. El profesor como orientador de estrategias: enseñar a aprender; 9. Las estrategias de enseñanza; 10. Principales estrategias didácticas; 11. La motivación como estrategia didáctica; 12. Cómo aprender metacognitivamente; 13. El profesor ante la clase; y, 14 Del fracaso al éxito educativo.

¿Se mira pesado? Es sólo la apariencia. Le puedo asegurar que la obra se puede leer con relativa facilidad y bastante rapidez. Además, es conveniente recordar que se trata de un libro que tiene como objetivo la operatividad. Aquí­ hay mucha metodologí­a, actividades, estrategias y sugerencias para mejorar la enseñanza y volverse eficaz, máster y sabio en el arte de la docencia.

El autor en la introducción dice lo siguiente:

«Este libro, al igual que los tres anteriores (publicados por él mismo), es principalmente práctico, sin descuidar los fundamentos cientí­ficos necesarios que justifican y sustentan la acción que de ellos se deriva».

A continuación quiero mostrar algunas de las ideas que me parecen importantes del autor y que pueden abrir el apetito para una lectura posterior. Sobre el aprendizaje, por ejemplo, Carrasco es sin duda un pedagogo constructivista. Afirma que en el aprendizaje influyen diversos elementos. En primer lugar, las actividades que el alumno realiza. Luego, el conocimiento ya existente y, por último, la enseñanza.

Esta idea del pensador español contrasta con las viejas corrientes pedagógicas que establecí­an la importancia de la enseñanza sobre el aprendizaje. Ahora priva la centralidad en el aprendizaje. Los autores, como Carrasco, ahora enfatizan que no hay calidad en la educación si no hay aprendizaje de calidad. Es decir, lo importante es que los estudiantes aprendan a aprender y lo demás, como dice el Evangelio, vendrá por añadidura.

Para Carrasco es importante también el aprendizaje significativo. Todo acto de enseñanza debe tratar de incidir en los estudiantes, debe significarles algo los contenidos. Para esto, la enseñanza debe partir de la realidad propia de cada sujeto, del contexto, la vida o, como dirí­a Ortega, las circunstancias. Una clase que se basa en la pura especulación y la abstracción sin ningún ví­nculo con la realidad, es inútil.

¿Qué exige el aprendizaje significativo? Varias cosas. 1. Que el contenido que se debe aprender sea potencialmente significativo (con estructura interna, significado en sí­ mismo y presentado de forma adecuada); 2. Que el alumno tenga una actitud favorable para atribuir un sentido al aprendizaje; y 3. Que el profesor sepa influir poderosamente.

Con respecto al tema de la metacognición, Carrasco afirma que consiste de alguna manera en la reflexión sobre cómo aprendemos. El tema le parece capital toda vez que ignorar nuestros procesos de aprendizaje constituye un óbice importante que impide asimilar los contenidos. En este sentido, un educador, explica, no sólo debe conformarse con enseñar contenidos, sino formas de asimilación de esas materias. Así­ se vuelve maestro en sentido pleno.

En consecuencia, este conocimiento condicional implica los procesos de reflexión consciente (explicarse el significado de los problemas que van apareciendo y tomar decisiones sobre su posible solución); planificación (ver qué se va a hacer en una determinada situación de aprendizaje, y cómo se llevará a cabo dicha actuación posteriormente; y, 3. Evaluación de la propia conducta para identifica decisiones cognitivas inapropiadas con objeto de ser corregidas en el futuro.

«La calidad del aprendizaje no depende sólo de un alto nivel de inteligencia o del dominio de buenos métodos y técnicas de estudio, sino también de la posibilidad de captar las exigencias de las tareas en una situación de aprendizaje determinada y de controlar con los medios adecuados dicha situación. O lo que es igual, el alumno necesita, además de conocer las estrategias de aprendizaje, saber ajustarse continuamente a los cambios y variaciones -internos y externos- que se van produciendo en el transcurso de la actividad».

¿Qué se necesita para ser un buen profesor? En realidad de muchas cualidades humanas. El autor insiste en el dominio de la materia, buenas relaciones humanas, sabidurí­a práctica, organización flexible y muchos deseos de aprender. Un buen maestro es aquel que siempre se actualiza y sabe comunicar a los estudiantes ideas y valores vitales.

Carrasco concluye así­:

«El profesor que posee las adecuadas cualidades humanas y profesionales consigue que sus alumnos estén más motivados».

Este es un libro para profesores, educadores y padres de familia en general. Puede adquirirlo en Librerí­a Loyola