Los votantes portugueses decidirán el próximo domingo en las elecciones legislativas quién gobernará el país, entre José Sócrates y Manuela Ferreira Leite, dos candidatos que más allá de las diferencias políticas encarnan personalidades completamente opuestas.
La batalla electoral se anuncia disputada entre los socialistas, en el poder, y la oposición de centro-derecha de Ferreira Leite, primera mujer en dirigir un gran partido político en Portugal.
Sin embargo, el Partido Socialista (PS) del primer ministro José Sócrates aparece en los últimos días en posición ventajosa.
Según los últimos sondeos divulgados el viernes, los socialistas son favoritos, con una ventaja de ocho puntos sobre la oposición, aunque sin llegar a lograr la mayoría absoluta.
Desde hace varias semanas hasta la víspera de la elección, la prensa portuguesa se divierte intentando encontrar un punto en común entre el primer ministro socialista saliente y su rival del Partido Socialdemócrata (PSD, centro-derecha), Manuela Ferreira Leite.
Nacido hace 52 años cerca de Vila Real (norte), José Socrates cultiva la imagen de un hombre moderno, deportivo y elegante, amante de los cómics y de la música rock.
Fascinado por los grandes tribunos, destaca en el arte de la oratoria y durante la campaña ha prescindido de sus trajes a medida para intervenir en los mítines en vaqueros y mangas de camisa.
Acusado de «arrogancia» e incluso de «autoritarismo» por sus adversarios, Socrates intentó en las últimas semanas pulir su imagen, admitiendo una «falta de delicadeza» en la gestión de ciertos asuntos, entre ellos una polémica reforma de la educación.
Ante él, Manuela Ferreira Leite, economista nacida en Lisboa en 1940, prefiere vender su «seriedad» y su «competencia», indiferente a sus detractores, que incluso desde el seno de su partido se han mostrado inquietos públicamente por su gran austeridad.
Con su pelo lacado y su collar de perlas característicos, Ferreira Leite asegura no preocuparse por su aspecto, y dice privilegiar la «autenticidad».
Incómoda cuando está en público, Leite decidió, haciendo caso omiso de sus consejeros, no participar en ningún mitin de campaña, y prefirió las «sesiones públicas de explicación» ante auditorios reducidos, que nunca terminan más tarde de las nueve de la noche.
Orgullosa de su trayectoria profesional en la función pública y la banca, esta ex ministra de Finanzas ha puesto públicamente en duda en varias ocasiones las capacidades de su adversario socialista en economía.
Socrates, que fue elegido diputado con sólo 30 años y ejerció como ministro en varias ocasiones, hizo toda su carrera en la política y se ha visto implicado en varias controversias que han dañado su imagen.
Ingeniero de formación, tuvo que defenderse durante mucho tiempo de haber obtenido su diploma por favoritismo. Su nombre también apareció en un presunto caso de corrupción cuando era ministro de Medio Ambiente. Abierto en 2004, el caso «Freeport», que debe su nombre a un centro comercial instalado en una zona protegida, sigue en curso.
Por su lado, la presidenta del PSD, católica practicante, se ha pronunciado claramente contra el matrimonio homosexual que José Socrates se ha comprometido en legalizar si sale elegido.
Adepto del «jogging», el primer ministro saliente no se perdería por nada del mundo la media maratón de Lisboa. Según las indiscreciones de la prensa, Manuela Ferreira Leite se distrae jugando al sudoku, cuando no se ocupa de sus nietos.
Incluso el fútbol divide a ambos candidatos. De los dos grandes equipos lisboetas, Socrates apoya al Benfica, mientras que Ferreira Leite prefiere al Sporting.