El Partido Laborista británico del cada vez más impopular Gordon Brown celebra la próxima semana su último congreso antes de unas elecciones generales que según todos los sondeos debería perder ante la oposición conservadora de David Cameron.
La reunión anual del laborismo, que tendrá lugar del domingo al jueves en la localidad costera de Brighton (sur de Inglaterra) y contará con la participación del presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, dará el pistoletazo de salida de la larga campaña para los comicios previstos a más tardar en junio de 2010.
La primera semana de octubre le llegará el turno al Partido Conservador.
Los simpatizantes laboristas esperan que el discurso que Brown pronuncie el martes ante los delegados sirva para recortar distancias en los sondeos liderados por los conservadores de Cameron, camino de regresar al poder tras 13 años ininterrumpidos de laborismo.
Los «Tories», que infligieron un severo revés a Brown en las elecciones europeas y locales de junio, tenían una ventaja de 17 puntos en el último sondeo Mori realizado en agosto, un margen que se mantiene prácticamente sin cambios desde hace meses y que les daría la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes.
Dado que los expertos se inclinan por unas elecciones en mayo, los laboristas tienen ocho meses para revertir la tendencia o ser expulsados del poder tres años después de que Brown sucediera a Tony Blair en Downing Street.
Pero el ex ministro de Economía de Blair lo tiene difícil. Pese a la buena fama de que goza en el extranjero, el «Premier» y su gobierno baten récords de impopularidad en su país, donde suscitan 65% y 71% de opiniones negativas, respectivamente, según un reciente sondeo.
Considerado hace un año el «salvador del planeta financiero», Brown ha sido criticado por su mala gestión de la economía británica, más lenta en salir de la recesión que las de sus principales vecinos, y afectada por un desempleo sin precedentes en más de una década y por una explosión de la deuda pública.
En materia de política exterior, el aumento casi diario del número de bajas registradas entre las tropas británicas en Afganistán contribuye al descontento de sus conciudadanos, que no dudaron tampoco en criticarle por su falta de reacción tras la excarcelación por Escocia del único condenado por el mortífero atentado de Lockerbie, el libio Abdelbaset Alí Al Megrahi.
«El gobierno parece un poco agotado y una de las cosas que deberán conseguir (en Brighton) es borrar esta impresión», comentó Patrick Dunleavy, polítologo de la London School of Economics.
Brown, que contrariamente al año pasado no debería tener que hacer frente a ningún intento de rebelión interna, podrá centrarse en la campaña.
Uno de los grandes temas será el recorte del gasto público necesario para recuperar el problemático estado de las finanzas británicas y sobre todo la deuda que debería alcanzar este año el 60% del PIB.
Tras haber evitado la palabra durante meses, Brown habló por primera vez de «recortes» ante una confederación sindical el mes pasado, precisando sin embargo que no reduciría el gasto en servicios básicos como la salud o la educación, y distanciándose así de los «Tories».
En otro anuncio, Brown dio a entender que estudiaba reducir su arsenal nuclear, y en particular sus submarinos nucleares, pero sin dar indicaciones sobre el calendario.
«Las próximas semanas serán decisivas porque darán el tono de las futuras elecciones generales», agregó Patrick Dunleavy.