El ex primer ministro francés Dominique de Villepin (2005-2007), uno de los cinco acusados, estará en el banquillo por «complicidad en denuncia calumniosa, complicidad en el uso de documentos falsos, ocultamiento de robo y ocultamiento de abuso de confianza».
El actual mandatario francés, Nicolas Sarkozy, rival de Villepin por la candidatura de la derecha en las elecciones presidenciales de 2007, será una de las 41 acusaciones civiles del caso que arrancó en 2004 y que está basado en una lista falsa de personalidades que tenían cuentas en una entidad financiera luxemburguesa llamada Clearstream.
Sarkozy, que por entonces era ministro de Economía -antes había sido de Interior-, y Villepin -que era ministro de Relaciones Exteriores y luego fue a Interior-, ambos en el gobierno de Jacques Chirac (1995-2007), aparecía en el listado con sus patronímicos «Stephane Bocsa» y «Paul de Nagy».
El escándalo salió a la luz en la primavera boreal de 2006, cuando la prensa se hizo eco de que un juez, Renaud van Ryumbeke, que comparecerá como testigo, había recibido una carta que denunciaba una red de corrupción y contenía datos de cuentas supuestamente procedentes de Clearstream, un organismo europeo en el que instituciones financieras y bancos se intercambian acciones y obligaciones.
Esas cuentas en Cleastream, que en 2008 tenía activos por 10,6 billones de euros, estaban vinculadas con la venta de fragatas de la empresa francesa Thompson a Taiwán en 1991, en la que no habrían faltado los millonarios sobornos. Ese caso estaba en manos de Van Ryumbeke.
Denis Robert, periodista que trabajaba entonces para el diario Liberation, y que investigó sobre Clearstream; Jean Louis Gergorin, ex vicepresidente del consorcio aeronáutico europeo EADS y asesor de la cancillería cuando ocurrieron los hechos, que reconoció haber sido el «mensajero»; Imad Lahoud, informático libanés supuesto autor de las listas falsas y Florian Bourges, son los otros cuatro procesados.
Lahoud afirmó días atrás a un diario francés que había alterado las listas de Clearstream «con conocimiento de Dominique de Villepin», que podría ser condenado a cinco años de cárcel.
Al Journal du Dimanche, Lahoud dijo que «la conspiración contra Nicolas Sarkozy había sido perpetrada con conocimiento de Dominique de Villepin».
«Siempre dije que quería saber quién puso y por qué mi nombre en esa lista», afirmó hace poco Sarkozy durante un viaje oficial a Brasilia.
Desde que se destapó el escándalo Clearstream, Villepin, que comparecerá el 30 de septiembre, se ha declarado «víctima de una instrumentalización política».
La Fiscalía llamará al estrado al general Philippe Rondot, ex consejero de inteligencia y operaciones exteriores, uno de los primeros en investigar la veracidad de las listas que supuestamente procedían de Clearstream.
Pierre Bousquet de Florian, ex patrón de la Dirección de Vigilancia Territorial (DST), Serge July, ex responsable de Liberation, Jean Claude Couserran, ex responsable de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), Yves Bertrand, ex director de Informaciones Generales (RS, servicio de inteligencia policial) y Mike Turner, ex director del grupo armamentístico BEA Systems, figuran entre los testigos que serán citados a declarar.
En las listas falsas también aparecían otras conocidas figuras como el actual director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss Kahn.
El juicio, que se prolongará hasta el 23 de octubre, se desarrollará en el Tribunal de Gran Instancia de París en la sala I de lo Civil, la misma en la que hace más de dos siglos María Antonieta fue condenada a la guillotina.
El ex primer ministro francés Dominique de Villepin, inculpado en el juicio que se abrirá el lunes en París, es un enemigo jurado del presidente Nicolas Sarkozy, que lo acusa de haber orquestado un falso entramado de corrupción para frenarle el paso hacia el Elíseo en 2007 y acabar con su carrera política.
Alto, apuesto y canoso, Villepin, de 55 años, fue un político fiel al ex presidente francés Jacques Chirac (1995-2007), que siempre se presentó como la alternativa en el seno de la derecha a su archirrival Sarkozy, que de su lado, soñó con poner fin definitivamente a las ambiciones políticas del ex canciller.
Aristócrata de amplios gestos y cómodo con la palabra, Villepin, nacido el 14 de noviembre de 1953 en Rabat (Marruecos), pasó su juventud en América Latina, Estados Unidos e Italia y estudió en París.
Gaullista ferviente, gran conocedor de la epopeya napoléonica y apasionado por el arte y la poesía, está casado y tiene tres hijos.
Después de pasar varios años en la sombra del poder, Dominique Galouzeau de Villepin hizo su aparición en la escena política francesa e internacional cuando asumió, en 2002, el ministerio de Relaciones Exteriores, en el gobierno de Chirac.
Siendo canciller de Francia, Villepin asumió personalmente la causa de la liberación de la franco-colombiana Ingrid Betancourt, ex candidata a la presidencia de Colombia secuestrada meses antes por la guerrilla de las FARC.
Ex profesor de Betancourt en la universidad en París y amigo de quien permanecería en poder de la guerrilla hasta julio de 2008, Villepin fue quien ordenó en 2003 una fallida operación casi secreta, para liberarla.
En marzo de ese mismo año, fue Villepin quien defendió fervientemente ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que en un hecho inédito aplaudió su discurso, la decisión de Francia de oponerse de manera tajante a la guerra de Irak.
De la cancillería, este diplomático de carrera, reemplazó a Sarkozy al frente del ministerio del Interior, para que los franceses conocieran mejor a quien pretendía ser el sucesor de Chirac en el Palacio del Elíseo.
Un año más tarde, Villepin se convertía en primer ministro de Francia.
Sus seguidores creyeron que su destino en la presidencia era un hecho consumado cuando presidió una reunión de gabinete tras la hospitalización de Chirac a raíz de un accidente cerebral en septiembre de 2005.
Pero la suerte cambió de mano.
Desde que salió a la luz el caso Clearstream, en la primavera boreal de 2006, Sarkozy tiene sospechas de que Villepin y el ex responsable de Informaciones Generales (IG, el servicio de inteligencia de la policía), Yves Bertrand, miembro activo de un «gabinete en la sombra», estaban decididos a impedirle que llegara a la presidencia.
Villepin defendió su honor a rajatabla. «No cederé ante los juegos del rumor y la calumnia», afirmó este político que llegó hasta anunciar personalmente en julio de 2007 que había sido citado por los jueces.
La victoria de Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2007 no puso fin al enfrentamiento. Omnipresente en los medios de comunicación, Villepin afirma que su rival se vale de su calidad de jefe de Estado para presionar a la justicia y asegurarse de que será condenado.