Nacido el 15 de enero de 1979, Muntazer, un chiita nacionalista, saltó a la fama el 14 de diciembre de 2008 cuando lanzó sus dos zapatos a la cabeza de Bush, que realizaba su última visita al país antes del final de su mandato.
«Es el beso de adiós, perro», le gritó a Bush este periodista de la cadena de televisión privada iraquí Baghdadia, mientras le lanzaba los zapatos, en un gesto que fue captado por las cámaras de todo el mundo.
Licenciado en comunicación por la Universidad de Bagdad, Muntazer al Zaidi apareció por primera vez en los medios en noviembre de 2007, cuando fue secuestrado durante tres días por desconocidos armados.
A principios de 2008 estuvo detenido varias horas por el ejército estadounidense. «Cuando lo liberaron, nos dijo: «Algunos estadounidenses son amables pero otros nos odian»», explica su hermano Durgham.
En su canal de televisión, nunca escondió su sentimiento antiestadounidense, que según parece fue creciendo a medida que iba haciendo reportajes sobre las víctimas iraquíes del ejército estadounidense, según explican varios de sus colegas.
«Es un periodista muy respetado entre sus colegas», afirma uno de ellos que prefiere no identificarse. «Personalmente, se oponía mucho a la presencia estadounidense, al igual que muchos iraquíes», añade.
Durante una audiencia de su proceso, en febrero, el periodista, condenado tras haber apelado la sentencia, explicó su gesto: «Sentía que la sangre de personas inocentes se esparcía a mis pies mientras él sonreía y venía a decir adiós a Irak».
«í‰l hablaba de victorias y de éxitos en Irak, pero lo que yo veo en materia de éxitos son un millón de mártires, la sangre derramada, las mezquitas allanadas, las iraquíes violadas, los iraquíes humillados», agregó.
Para muchos árabes y grupos políticos, su gesto lo convierte en un héroe en el combate contra Estados Unidos en la región, que tiene ya muchos seguidores. Pero para muchos otros iraquíes, orgullosos de su cultura de la hospitalidad, el periodista se comportó mal con un «invitado».
En la cultura árabe, lanzar los zapatos a la cabeza de alguien y tratarle de «perro» es un grave insulto.
El movimiento antiocupación iraquí del jefe radical Moqtada Sadr, la milicia chiita libanesa Hezbolá o los grupos armados palestinos de Gaza lo cubrieron de alabanzas, y se celebraron manifestaciones a favor de su liberación en El Cairo, Londres y Rabat.
Algunos ciudadanos y jefes de Estado como el emir de Qatar, el jeque Hamad ben Khalifa Al-Thani, le han prometido a su salida de la cárcel autos deportivos, un caballo de oro o una condecoración, según su hermano.
«No creo que sea un héroe», opina Ali Adnan, empleado del ministerio de Defensa en Bagdad. «Su gesto tiene consecuencias negativas para la sociedad iraquí, juzgada como hostil, lo que no es cierto», añade.
«Muchos iraquíes piensan que Bush merece lo que pasó. Pero se nos conoce por nuestra tradición de acoger a los invitados, que deben ser bien tratados aunque sean criticables», añade.
El periodista iraquí Muntazer Al Zaidi, que saltó a la fama tras haber lanzado sus zapatos contra el entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush en diciembre de 2008, salió ayer de prisión, donde afirmó haber sido torturado.
«En el momento en el que el primer ministro Nuri Al Maliki afirmaba a las cadenas de televisión que no dormiría hasta que tuviese garantías de mi suerte (…) a mí me torturaban de la peor de las maneras, golpeándome con cables eléctricos y barras de hierro», afirmó el periodista poco después de salir de prisión.
Al Zaidi hizo estas declaraciones durante una rueda de prensa en los locales de la cadena de televisión Al Baghdadia, donde trabajaba antes de entrar en la cárcel.
«Me abandonaron en un lugar donde no estaba protegido del frío», agregó, asegurando que sus carceleros utilizaron los ahogos simulados, una técnica empleada por la CIA estadounidense con los sospechosos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
«Le pido (al primer ministro Nuri Al Maliki) que pida disculpas por haber ocultado la verdad», insistió.
A la salida de la prisión, fue acogido por su antiguos colegas y una pequeña orquesta y para celebrarlo se degollaron varios corderos.
«No he dormido durante la noche. Estoy muy contento de que esté de nuevo con nosotros. Había perdido la esperanza», afirmó a la AFP uno de sus colegas, Basem al Andari. «Cuando me detuvieron los soldados estadounidenses en 2005, me apoyó y defendió», añadió.
«Se ha hecho todavía más grande para nosotros después de lo que ocurrió. Le queremos mucho. Que Dios le haga feliz», lanzó otro de sus colegas, Assal Imad.
Al conocerse la noticia, las hermanas del periodista se encontraban en su pequeño apartamento de dos habitaciones en el centro de Bagdad, desde donde lanzaron gritos de alegría y empezaron a bailar y dar palmas, según un periodista de la AFP en el lugar.
El abogado de al Zaidi se felicitó por la liberación y rindió homenaje a la independencia de la justicia iraquí. «Esta decisión prueba que la justicia es honesta, independiente y que no está sometida a ninguna presión interior o exterior», precisó Dia al Saadi.
La liberación de Muntazer al Zaida estaba prevista para el lunes, según su familia, pero se retrasó por motivos administrativos.
Según su familia, en los próximos días «Muntazer viajará al extranjero, en particular a los países árabes, para agradecer a todos los que le apoyaron».
El periodista desea, según su familia, crear un centro para huérfanos y viudas, a los que dedicó su gesto durante la conferencia de prensa, con el dinero prometido por sus admiradores, precisó la familia.
Muntazer al Zaidi, de 30 años, ex periodista de una televisión local iraquí, saltó a la fama el 14 de diciembre de 2008 cuando lanzó sus dos zapatos a la cabeza de Bush durante una rueda de prensa en Bagdad. El ex presidente realizaba su última visita al país que sus tropas invadieron en 2003.
Condenado en primera instancia a tres años de prisión por «agresión contra un jefe de Estado en visita oficial», su pena fue reducida a un año en apelación. Gracias a su buena conducta en prisión se le permitió salir al cabo de nueve meses.