Más allá de limar algunos kilos, los fármacos contra la obesidad aún deben demostrar que sus efectos beneficiosos para la salud son superiores a los posibles riesgos, según un estudio publicado hoy en la revista médica británica The Lancet.
Con más de 300 millones de personas obesas en el mundo y 800 millones aquejadas de sobrepeso, según estimaciones internacionales, «el desarrollo de medicinas eficaces y sin riesgo deben ser una prioridad», estiman los autores.
Cuando las modificaciones de las costumbres dietéticas y del estilo de vida (mayor actividad física) no bastan, ciertos pacientes necesitan tratamientos contra la obesidad, agregan.
Tres fármacos contra la obesidad están comercializados o lo serán muy pronto: orlistat (nombre comercial Xenical), sibutramine (nombre comercial Sibutral), rimonabant (nombre comercial Acomplia).
En las pruebas de estas medicinas, «la ausencia de resultados acerca de sus efectos sobre la mortalidad y la morbidez cardiovasculares es una de sus principales lagunas», según Raj Padwal y Sumit Majumdar (hospital de la universidad de Alberta, Edmonton, Canadá).
Además de los resultados relativos a la pérdida media de peso (3 kg el orlistat, 4 a 5 kg el sibutramine y el rimonabant), los especialistas estiman que deberían conocerse mejor los beneficios esperados en la lucha contra las enfermedades ligadas a la obesidad.
Mientras que la FDA (autoridad norteamericana de fármacos) aún tiene que pronunciarse sobre la comercialización del rimonabant, autorizada en la Unión Europea desde junio, los especialistas señalan una «eficacia modesta» de las tres medicinas antiobesidad.
Antes de autorizar la comercialización o un uso extendido de medicinas antiobesidad, se deberían «exigir pruebas clínicas susceptibles de demostrar reducciones importantes de la mortalidad y la morbidez ligadas a la obesidad», añaden, al tiempo que destacan el alto precio de estos productos.
También se deben determinar posibles efectos tóxicos a largo plazo y los beneficios deberán «compensar ampliamente los riesgos y costos», añaden el doctor Padwal y su colega.
El orlistat reduce la progresión de la diabetes en los pacientes de alto riesgo y al mismo tiempo tiene efectos secundarios gastro-intestinales desagradables, precisan.
Además de insomnios, náuseas y estreñimientos, el sibutramine sube la tensión arterial y por lo tanto no es aconsejable para pacientes con hipertensión o trastornos del ritmo cardiaco.
El rimonabant favorece el colesterol «bueno», reduce los peligros relacionados con la diabetes, según un estudio reciente, pero puede provocar náuseas, vértigos, diarreas y trastornos síquicos (principalmente depresión).