Los libros están bajo custodia, la trama es un secreto, el autor guarda silencio, pero todo cambiará mañana con la aparición de «El símbolo perdido», la nueva novela del escritor estadounidense adepto a la conspiración esotérica Dan Brown.
Se han tomado medidas extraordinarias para que esta continuación de «El Código Da Vinci», éxito mundial de 2003, se mantuviera en secreto, al punto de situar guardias frente a los depósitos donde están guardadas las obras.
Pero a la imagen de las complejas intrigas de Brown -cuyos detractores las consideran sin pies ni cabeza-, que mezclan sociedades secretas con la Iglesia Católica, y cuyo héroe es el especialista en simbología Robert Langdon, nada es tan simple como parece.
En realidad, el misterio es parte integral de la impresionante campaña publicitaria que culminará mañana con la salida de «El símbolo perdido», por la editorial Doubleday, esperando repetir el récord de «El Código Da Vinci», que vendió 80 millones de ejemplares.
En esta ocasión fueron impresas cinco millones de copias y en un gesto sin precedentes habrá también una versión electrónica desde ese mismo día disponible en internet.
A partir de mañana se espera también un intenso ejercicio de relaciones públicas, destacándose en particular la rara aparición del recluido autor en la cadena de televisión NBC. Pero hasta ahora el silencio -o la promoción de ese silencio- es la palabra clave.
NBC reveló que cualquier persona de Doubleday que tuviera en sus manos un ejemplar del libro debía firmar un acuerdo de confidencialidad. Y las copias finales de la obra están guardadas literalmente bajo llave.
«Tenemos cámaras de vigilancia dirigidas a los libros en todo momento en un lugar seguro que a la vez está custodiado», declaró Jacqueline Updike, de la firma editorial Random House, casa matriz de Doubleday.
La cubierta del libro, el tercero de la serie que tiene como personaje principal al profesor de Harvard Robert Langdon, muestra el Capitolio, sede del Congreso en Washington, y un sello de cera con un fénix de dos cabezas, el número 33 y las palabras «ordo ae chao», del orden al caos en latín.
Esta imagen respalda la tesis según la cual el libro está dedicado a la masonería en la capital estadounidense. Pero más allá de estos escasos indicios y de la declaración del editor de Brown, Jason Kaufman, de que la historia se desarrolla a lo largo de doce horas, no se ha filtrado casi nada.
Las especulaciones, alimentadas por indicios dispersos, avanzan en los sitios de socialización Facebook o Twitter vinculados al libro o al autor. Estos raros indicios serían obra de empleados de la firma editorial que, sin embargo, no han tenido acceso a la obra.
El sitio del autor, www.danbrown.com, tampoco brinda más pistas. El visitante es invitado a jugar «a la búsqueda del símbolo», debiendo adivinar qué símbolo, tomado de una colección de signos esotéricos, se integra en un círculo que evoca un compás.
Si bien el éxito financiero parece inevitable, la reacción de los medios literarios también es previsible.
Las críticas no han sido generosas con el estilo de Brown, considerado malo. El escritor Salman Rushdie calificó «El Código Da Vinci» como «una novela tan mala que a su lado las malas novelas parecen buenas».
El Vaticano acusó asimismo a «El Código Da Vinci» y a sus numerosos derivados, incluyendo la película del mismo nombre con Tom Hanks como protagonista, de anti-catolicismo.
A los fans, en cambio, se les hace agua la boca a la espera del final de la cuenta regresiva que figura en el sitio oficial junto a una promesa: «Todo será revelado».
Nacimiento: Exeter Nuevo Hampshire, Estados Unidos, el 22 de junio de 1964
Hermanos: dos
Estudios: Universidad de Amherst y la Academia Phillips de Exeter
Profesión: profesor de inglés y novelista
Obras: La fortaleza digital (1998), íngeles y Demonios (2000), La conspiración (2001), El código Da Vinci (2003), El símbolo perdido (2009)
Sitio Web: www.danbrown.com