El grave problema del hambre que nuevamente se ha evidenciado no se resolverá con que todos los poseedores de helicópteros, como en un momento dado lo hiciera en Camotán y Jocotán Dionisio Gutiérrez, lleguen ostentosamente en un acto de vanidad con unas pocas libras de ayuda.
jfrlguate@yahoo.com
El sector público no tiene los recursos para enfrentar y resolver esa grave desnutrición, esa situación de hambre que nos ha colocado tristemente en el primer lugar de América Latina y en el sexto lugar del mundo.
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Declarar estado de Calamidad permitirá actuar con rapidez, pero si los recursos materiales no existen el problema se mantiene e inclusive se puede aún agravar más.
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El Ejecutivo debe requerir al Congreso de la República evaluar y reconocer que la única solución para enfrentar y talvez en los próximos diez o 20 años resolver este gravísimo problema, es la creación de impuestos directos con destino específico a combatir la desnutrición y el hambre, al mejoramiento de la producción alimenticia a nivel familiar en las aldeas, en los municipios donde está comprobado que existe la pobreza, la extrema pobreza y como consecuencia de la misma el hambre y la desnutrición de forma permanente.
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En el presente momento donde nuevamente en los medios de comunicación y en la conciencia pública nacional se repite lo que sin duda alguna debe ser considerado el principal problema del país: el hambre y la desnutrición, debemos requerir que los secretarios generales, los aspirantes a la Presidencia de la República se manifiesten públicamente, expongan y expliquen cuáles son sus planes, ideas y medios con los que combatirán la pobreza, la extrema pobreza, el hambre y la desnutrición.
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Que revelador sería conocer los criterios para resolver esta gravísima situación que afecta a la mayoría de los guatemaltecos, que públicamente se expresaran los ex candidatos Eduardo Suger, Otto Pérez, Alejandro Giammattei, Mario Estrada, Luís Rabbé y Rigoberta Menchú.
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También sería importante interesante que CACIF y las cámaras y asociaciones que agrupa propusieran soluciones, incluyendo los recursos para hacer realidad las mismas.
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El relator de Naciones Unidas para el derecho de la alimentación, Olivier de Schutter, públicamente, señaló que sin aumento de impuestos, sin normas y recursos el problema no se resuelve.
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Como seguramente volveremos a escuchar que los impuestos no se administran adecuadamente e incluso que parte de los mismos se sustraen, debe crearse el impuesto directo a los dividendos cuando los mismos se pagan o se acreditan a cuenta de los socios, muchos de los cuales ya no trabajan sino viven de estas rentas, personas individuales que concentran la riqueza y son el más reducido número de guatemaltecos en el país.
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Puede normarse que la totalidad de dichos impuestos directos sean supervisados en su gasto, en su inversión exclusivamente en el combate del hambre y la desnutrición por representantes de las iglesias Católica y cristianas, ONGs, cooperativas y uno de las cámaras donde se agrupa en CACIF la supercúpula económica; así como por representantes del Congreso, de las alcaldías y del Ejecutivo, quienes controlarán el gasto e inversión destinado al combate del hambre y la desnutrición, señalando si se adjudica improcedentemente un contrato o si se compra a valores fuera del mercado nacional o internacional los insumos necesarios que conlleva la lucha más importante que tiene nuestro país: «El hambre».                                                                    Â
Continuará…