Triste primer lugar (II)


En lo que se refiere a hortalizas y vegetales, vuelvo a mencionar a Cuba con sus organopónicos. ¿Por qué no podemos reconocer lo bueno e imitarlos produciendo vegetales en todo predio baldí­o propiedad del sector público? Cuántos predios municipales, cuántos predios nacionales podrí­a utilizarse.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

El Ejército tiene suficientes propiedades para que todos los soldados, antes de terminar su servicio, se les prepare -en los últimos seis meses- como técnicos agrí­colas y aprendan a utilizar las semillas mejoradas, producir los fertilizantes orgánicos, la forma de conservar o recuperar la tierra y con la ayuda de los regadillos producir, en sus aldeas y municipios, suficientes alimentos para su consumo. Es más, el Ejército podrí­a convertirse en autosuficiente en la producción alimenticia y los excedentes entregárselos a los hospitales nacionales, a las escuelas públicas y a los asilos. Esto se hace en Cuba.

 

Qué impide que los oficiales y soldados no tomen como primera prioridad el combatir el hambre, la desnutrición, esto es más importante que combatir el narcotráfico. Recordando el origen y la estructura social de donde provienen los integrantes del Ejército se sentirí­an orgullosos y el pueblo se identificarí­a completamente con ellos si su principal lucha para los próximos 20 años fuera el combate a la desnutrición, al hambre, a la pobreza y a la miseria.

 

En Europa y en Asia es frecuente que todos los habitantes de las aldeas y áreas agrí­colas, adicionalmente a la producción de alimentos para consumo propio y para la venta, también dediquen parte de sus esfuerzos a la crianza de diferentes animales para el consumo propio: pollos y conejos es algo que no requiere mayor espacio; sin embargo, esto les produce proteí­na animal y alimentos tan importantes como son los huevos. Incluso, los residuos orgánicos los utilizan para la fertilización orgánica de sus huertos.

 

En nuestro paí­s, donde existen tantas letrinas, deberí­a ser polí­tica del Instituto Nacional de Fomento Municipal, de las municipalidades, que en el perí­metro de esos pozos ciegos donde se depositan los residuos orgánicos se plantase un limonar y un aguacatal, ambos no requerirí­an de mayor fertilización o riego y sin duda alguna también su producción contribuirí­a a la alimentación de las familias correspondientes.

 

En China y otros paí­ses hay aldeas completas que están utilizando el gas metano que producen las letrinas como gas de cocina e inclusive como energí­a renovable para alimentar su sistema de alumbrado, aspecto que contribuye al mejoramiento de la economí­a familiar e inclusive a la ecologí­a.

 

De la misma forma que el Ejército puede y debe ser motor de la lucha en contra de la pobreza, de la miseria, del hambre y la desnutrición, las universidades públicas y privadas, especialmente las facultades de Agronomí­a, Ingenierí­a, Arquitectura, Veterinaria y demás ciencias afines, así­ como los colegios privados, escuelas públicas deberí­an de levantar el estandarte que reclama esta grave situación del paí­s, de la mayorí­a de sus habitantes, destinar durante los próximos años parte de sus meses de educación, de práctica a un trabajo de lucha contra el hambre en los municipios y departamentos que más lo requieren en el paí­s.