Personas que han conocido de cerca el trabajo del fiscal Rony López, quien tiene a su cargo los delitos cometidos por el crimen organizado, afirman que con tres funcionarios como él en el Ministerio Público, otro gallo le cantaría al país en la lucha contra la impunidad, dado el valor y entereza con que realiza su difícil y riesgoso trabajo. Y cabalmente por esa su determinación de luchar contra el crimen organizado, ayer fue objeto de un atentado en el que lamentablemente perdió la vida un agente de la Policía Nacional Civil, Dimas Alfredo Cortez Godoy, hecho lamentable que tiene la finalidad, sin duda, de amedrentar al fiscal.
La lucha contra la impunidad y especialmente contra las distintas formas de organizaciones criminales, es siempre arriesgada porque quienes se comprometen a defender la legalidad y la justicia no sólo corren el riesgo de represalias de esos grupos de delincuentes, sino que además tienen que luchar contra la corriente en un sistema de justicia que está patas arriba, donde los malos siempre salen bien librados y los buenos corren el riesgo de sentirse frustrados por la abrumadora presencia de cómplices de los delincuentes en todos los estratos de la administración judicial.
La presencia ayer del Fiscal General, del comisionado de la CICIG y del Embajador de los Estados Unidos en el Ministerio Público para darle apoyo al fiscal Rony López no fue una casualidad, sino que es producto del reconocimiento que se hace del extraordinario desempeño de ese funcionario que, a pesar de los enormes riesgos que implica su trabajo, lo hace con devoción absoluta y total entrega. Justo es, en esas condiciones, que no sólo el Estado le proporcione la mejor seguridad para garantizarle la vida, sino que los ciudadanos reconozcamos el mérito de quienes nadan contra la corriente de corrupción e impunidad que es la tónica general en la institucionalidad de la justicia guatemalteca.
Cierto es que una golondrina no hace verano y que muchas veces la lucha individual de personas como el abogado Rony López se pierde en medio de la avalancha de resoluciones contrarias a derecho y a la lógica, pero imaginemos lo que sería perder a alguien que, cabalmente, lucha en solitario para sentar precedentes y lograr la condena de los delincuentes.
Los guatemaltecos tenemos que cerrar filas y mostrar nuestra solidaridad a un funcionario valiente, honrado y capaz que está siendo objeto de acciones que pretenden apartarlo del camino por su integridad. Si esa gente que se juega la vida no percibe el sentimiento solidario de la población, corre el riesgo de sentir frustración y desencanto y eso no nos lo podemos permitir.