El vicepresidente de Bolivia, ílvaro García, llamó hoy a redoblar esfuerzos para llevar a buen puerto la aún incipiente «revolución democrática cultural» en el país, al inaugurar un cónclave del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), en la ciudad de Cochabamba.
«La revolución no acabó el 1 de mayo (último) con el decreto (de nacionalización del gas promulgado por el presidente izquierdista Evo Morales)», dijo ante 300 autoridades, congresistas, constituyentes y líderes sociales oficialistas.
«La revolución van a ser años de medidas, de acciones, de implantaciones» hasta desmontar el aparato neoliberal del Estado, agregó.
García, un neomarxista de línea dura con pasado guerrillero, pidió mantener todos los instrumentos para garantizar el triunfo de la «revolución» que impulsa el indígena Morales.
El vicepresidente demandó «no ver a la revolución como algo que se decide en un día, un minuto».
«Es algo que se va a decidir en varios años. Mientras tanto no culmine ese proceso la revolución ni habrá culminado ni habrá triunfado», arengó.
La asamblea de autoridades y dirigentes sociales y sindicales, que tiene como objetivo evaluar el primer año del gobierno de Morales y la proyección de los cuatro que aún le quedan de mandato, tendrá lugar hasta el viernes en un club campestre de esa ciudad del centro boliviano a 403 km de La Paz.
La reunión analizará la política que adoptará el oficialismo para destrabar la Asamblea Constituyente, paralizada por un profundo desacuerdo entre el oficialismo y la oposición de derecha sobre el sistema de aprobación de la nueva Carta Magna.
El cónclave oficialista, que según analistas locales es «riesgoso» para el poder «fáctico» de Morales, pero también «altamente democrático y pluralista», podría incluso decidir la suerte de ministros del actual gabinete, observados por los movimientos sociales, base política del gobierno.