Deberes escolares (II de II)


La semana pasada hablé sobre la tradición del «deber escolar» y la cultura que ha producido a lo largo de los años. Estar en la acción educativa durante gran parte de mi vida me hizo abordar el tema de los deberes escolares y tuve que llegar a decisiones propias estableciendo prioridades y poder apoyar a los maestros. Estudios cientí­ficos bien fundados sobre el tema y la práctica para el Siglo XXI están a nuestro alcance y se han externado consideraciones diferentes para los distintos niveles. Sin embargo, la base educativa y formativa de los años de preprimaria, primaria y secundaria son muy similares a los de hace algunos años.

Raymond J. Wennier

Estudios hechos por el doctor Harris Cooper de la Universidad de Duke, dicen que los deberes escolares no mejoran sustancialmente los logros académicos de los alumnos en primaria. Así­ es, todas las horas, todo el sudor, las lágrimas y el niño no lee mejor ni está trabajando mejor la matemática. Sin embargo, yo digo que todo depende de lo que sucede en el aula, qué metodologí­a usan los maestros y cómo se les da la oportunidad de reforzar el aprendizaje. Hay que distinguir entre los deberes escolares que únicamente ocupan tiempo y otros que realmente tienen como propósito el que los alumnos entiendan y puedan conectarse a lo que hicieron en clase, lo que significa un esfuerzo propio que sí­ vale la pena porque los alumnos ven el resultado positivo de su esfuerzo. Si se conecta a los conocimientos previos, entonces sí­ se están construyendo nuevos patrones. Pero, para fortalecer y mantener neurológicamente esas nuevas conexiones hay que hacer una serie de «HITS» en el cerebro. Cuando el maestro hace la recapitulación, al dí­a siguiente, de la clase anterior ¿qué está haciendo? Está trayendo a la memoria de los alumnos un «hit» cerebral, otra vez lo más importante del contenido y cuando hace el repaso al finalizar la clase ¿qué está haciendo? Otro «hit» cerebral. ¿Para qué lo hace? Para que el alumno se sienta seguro, que tenga autoestima a la hora de contestar. Es lo mismo con los deberes escolares, deben asignarse para fijar conocimiento, fortalecer las neuronas, fijar la cobertura de mielina alrededor del axón para que lo conserve y ayude a responder más rápido cuando es estimulado. Pero todo en su debida dimensión. Más, no necesariamente es mejor. Puedo pedir a un alumno que cree cinco oraciones usando un adjetivo y que verbalice lo que escribió y por qué lo hizo, en vez de subrayar lo mismo cincuenta veces en una hoja de un cuaderno de trabajo. Esto último es aburrido, el otro, está pidiendo que el alumno piense y explique, lo que constituye un «hit» cerebral. Opino que hay que tomar en cuenta cuatro tipos de deberes escolares y ninguno de estos debe recibir como calificación una nota numérica:

1. Deberes de preparación: No estoy de acuerdo con que niños de prekí­nder y los primeros dos grados de primaria tengan deberes escolares para hacer en casa. Sin embargo, se puede utilizar este término para pedirles traer algún material para un proyecto, para una lectura. Para los mayores es más fácil pensar creativamente cómo usar este tipo de deber.

2. Deberes de práctica: Explicación y aplicación del proceso. Sólo cuando han sido practicados primero en el aula, con el maestro para dar retroalimentación inmediata y se ha trabajado en grupos de cuatro alumnos, luego en parejas y finalmente en forma individual para afianzar la autoestima y autoseguridad de los alumnos. De esta manera, no tendrá obstáculos en casa ni estará reforzando errores, mucho menos utilizar a los padres de familia como tutores. Cada «hit» cerebral fortalece la memoria, sin necesidad de la acción memorí­stica rutinaria.

3. Deberes de extensión: Aquí­ puede trabajarse la integración de una materia con las otras. Por ejemplo, la integración de un tema de Ciencias como es el aire, a la Matemática. Formulando preguntas con significado tales como ¿por qué respiramos? ¿cuántas veces respiramos en un minuto? ¿Quién respira más? ¿Quién respira menos? ¿Qué numero es mayor? Integrarlo a Sociales platicando sobre la calidad del aire que respiramos, el problema de la contaminación; integrarlo a Música ¿si toco flauta, cómo debo respirar?

4. Deberes creativos: Aquí­, la imaginación del maestro y la de los alumnos les da la clave.

Conforme crecen los niños y se hacen jóvenes, también los deberes escolares, los proyectos asignados deben considerarse bajo los cuatro puntos anteriores. ¡Los niños tienen que ser niños! ¿Usted qué cree?