Condena de Cusanero es sólo el principio, pero falta más justicia


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Capturado por las fuerzas de seguridad Felipe Cusanero Coj, ex comisionado militar de la aldea Choatalum es trasladado de los tribunales de justicia a una prisión al norte del paí­s.» title=»FOTO LA HORA: ARCHIVO

Capturado por las fuerzas de seguridad Felipe Cusanero Coj, ex comisionado militar de la aldea Choatalum es trasladado de los tribunales de justicia a una prisión al norte del paí­s.» style=»float: left;» width=»250″ height=»141″ /></p>
<p>La sentencia contra Felipe Cusanero Coj, ex comisionado militar de la aldea Choatalum, en San Martí­n Jilotepeque, Chimaltenango, dejó un sabor satisfactorio para familiares y activistas de derechos humanos; sin embargo, hay aún dos exigencias más: que aparezcan los desaparecidos, y que se continúe el proceso contra más implicados.</p>
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Redacción La Hora
lahora@lahora.com.gt

Según se desarrolló en el juicio, se nombraron a dos personas más que podrí­an estar vinculadas a este caso, presuntamente superiores de Cusanero Coj. Como parte de las conclusiones del caso, se recomendó continuar con las investigaciones para poder presentar proceso acusatorio contra estos vinculados, de quienes se prefiere omitir el nombre.

EL CASO

Cusanero, de 68 años, fue declarado culpable de la desaparición de los indí­genas mayas Kaqchikeles Lorenzo ívila, Alejo Culajay, Filomena López, Encarnación López, Santiago Sutuj y Mario Augusto Tay, entre el 5 de noviembre de 1982 y el 28 de octubre de 1984 en la aldea Choatalum.

El ex paramilitar fue enviado a una prisión del norte del paí­s, pero sus abogados apelaron la condena. Según el informe presentado en 1999 por la Comisión de la Verdad, auspiciada por las Naciones Unidas, el 93% de las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la guerra civil fueron cometidas por las fuerzas del Estado.

Pese a la condena ejemplar, los familiares aún esperan lo más importante: encontrar a sus familiares desaparecidos. «Yo fui a preguntar tres veces en el destacamento, y me dijo: «Sale inmediatamente, porque si no se queda aquí­, sin excusa»», refirió Hilarión López, uno de los familiares, cuyo testimonio fue fundamental para la condena.

«Yo me siento molesto porque mi hijo no me lo entregó jamás. Y lo que yo quiero es justicia. Y ojalá, que si fuera posible, que me lo entregara; yo (con esto) me quedo más satisfecho, me cueste lo que me cueste para sacarlo, pero Dios es primero, pero desgraciadamente no me dice nada, y eso es lo que quiero saber de él (Cusanero). í‰l debe pedir disculpas al pueblo San Martí­n, a la aldea de Choatalum.

Para Hilarió López, esta condena fue una consecuencia de la violación de las leyes. Sin embargo, la comunidad habrí­a dado la oportunidad a Cusanero a redimirse: «Lo llamamos tres veces. En la escuela, habí­a como dos mil personas. Debí­a disculparse; somos humanos todos, debemos perdonarle el pueblo entero, no sólo mi persona», refiere, haciendo eco de que le pidieron que indicara dónde estaban los desaparecidos, y ante la negativa de Cusanero, lo llevaron a los tribunales.

Refirió que se sintió satisfecho con la condena, pero indicó que aún quiere el cuerpo de su hijo desaparecido: «quiero entregarlo al cementerio para llevarle un arreglo de flores, una candelita o un velo»

AíšN HAY MíS

Según los informes que buscan el esclarecimiento histórico, durante el conflicto armado interno hubo, al menos, 45 mil desaparecidos forzadamente. Y esta condena es apenas por seis desaparecidos.

Así­ lo refiere Manuel Tay, otro de los familiares de las ví­ctimas; «Lamentablemente, no sólo a él le pasó; gracias a la valentí­a de los seis familiares que tuvieron la valentí­a de poner la denuncia. Esto no es fácil, nos ha costado demasiado desvelo, cansancio, burlas de parte del comisionado y sus ex compañeros militares», describió el proceso.

«Tenemos años de trabajar en la exhumación, hemos realizado (…) en diez municipios de Chimaltenango, en Quiché, (donde se ven) las mismas peticiones. Apenas van ahorita en un esclarecimiento seis. El señor Cusanero tuvo la oportunidad suficiente, para decir «disculpen», yo tube una orden de tal comandante, de tal capitán», explicó Tay la queja de la comunidad, tras la condena.

Tay refirió que el camino ahora aún no es fácil. Falta todaví­a más casos y supone que podrí­an también recibir amenazas tras la condena y la continuación de las denuncias. «Queremos dejar también claro, por cualquier atentado de sus familias en contra de las ví­ctimas… lo vamos a denunciar, lo queremos dejar claro, para que las ví­ctimas puedan vivir en paz. í‰l se fue preso, pero no nos dijo dónde se quedaron. La mayor parte está escondida todaví­a. Queremos más procesos, que la justicia no quede impune.

Las desapariciones de Lorenzo ívila, Alejo Culajay, Filomena López, Encarnación López, Santiago Sutuj y Mario Augusto Tay, ocurrieron en la aldea Choatalum, del municipio de San Martí­n Jilotepeque, entre el 5 de noviembre de 1982 al 28 de octubre de 1984.

La demanda penal en contra del ex comisionado militar fue presentada el 9 de junio del 2003 por familiares de los seis indí­genas desaparecidos y a ellos se unió como querellante la asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos de Guatemala (Famdegua).

REACCIí“N Beneplácito por sentencia


Organizaciones de derechos humanos expresaron su satisfacción por la primera condena dictada por la justicia en Guatemala contra un ex paramilitar de derecha por la desaparición de seis indí­genas durante la guerra civil de 36 años (1960-1996).

Para el activista Mario Polanco, la sentencia de 150 años impuesta a Felipe Cusanero sienta un precedente y «abre una esperanza a familiares de ví­ctimas que buscan justicia» por los crí­menes cometidos en el enfrentamiento armado.

Cusanero se convirtió en el primer ex paramilitar sentenciado por un tribunal, que lo declaró culpable el lunes de la desaparición de seis indí­genas guatemaltecos entre 1982 y 1984 en la aldea Choatalum en Chimaltenango, uno de los departamentos más golpeados por la guerra interna.

«La sentencia es un hecho muy importante por la historia que ha tenido el sistema de justicia en este tipo de casos, además es el primero que llega a juicio oral y público después de tantos obstáculos por amparos de la defensa», comentó a la AFP el dirigente de la Fundación Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Guatemala, Miguel Albizures.

Asimismo, comentó que el juicio también sienta un precedente al dar valor y fundamento a los informes sobre las violaciones de los derechos humanos cometidos durante el conflicto bélico, algo que rechazan militares y sectores conservadores.

«Esta sentencia es de gran importancia para las miles de ví­ctimas del conflicto armado interno, ya que abre una luz de esperanza para quienes sufrieron los delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado de Guatemala a través de sus fuerzas represoras», indicó a su vez el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos en un comunicado.

«Hoy un comisionado militar (paramilitar) está en la cárcel, pero faltan muchos, faltan aquellos que dieron las órdenes y que intentaron destruir al pueblo maya», al que pertenecí­an el 83,3% de los 200.000 muertos y desaparecidos que dejó el conflicto, agregó.

Asimismo, destacó que la sentencia fue dictada el dí­a E del calendario maya, en el que «se marca el camino, se abren las puertas de un caminar hacia la justicia, no solo por la desaparición forzada sino por aquellos graves delitos que hirieron la dignidad de la humanidad entera».

El principal querellante contra Cusanero, Hiliarón López, pidió este martes en rueda de prensa conocer el lugar donde sepultaron los restos de su hijo para exhumarlo «y darle sepultura» digna.

López recordó que su hijo Encarnación fue capturado ilegalmente el 19 de marzo de 1984 por el ex paramilitar y con su sentencia «recibimos la primera paz de la ley», pero ahora falta encontrar los restos.