Desde que se me ocurrió enviar cartas de opinión al Diario La Hora, manifestando mi sentir respecto a diversos temas me han llovido los calificativos de diversa índole, desde resentido, vulgar, chavista, populista, vividor del gobierno, etcétera, pero pensaba en la memoria de grandes hombres que dejaron sus pensamientos plasmados no en cartas sino en excelentes consignas poéticas;  que quiero responder a mis lectores tomando  algunas letras de esos grandes hombres que, incluso, ofrendaron sus vidas unos, y otros murieron lejos de esa patria que tanto amaron y que tanto dolor les causó, identificándome totalmente con cada uno de los versos, de las frases, de las palabras que esos verdaderos guatemaltecos nos dejaron como un recordatorio a nuestra conciencia de guatemaltecos, para que nunca olvidemos quiénes somos, de dónde venimos y qué es lo que queremos para nuestra patria Guatemala.
Escribía el gran Otto René Castillo: «Vámonos patria a caminar, yo te acompaño» «Desgraciados los traidores, madre patria, desgraciados» ¡Ellos conocerán la muerte de la muerte hasta la muerte! ¿Por qué nacieron hijos tan viles de madre cariñosa? Así es la vida de los pueblos, amarga y dulce, pero su lucha lo resuelve todo humanamente.
Por ello patria, van a nacerte madrugadas, cuando el hombre revise luminosamente su PASADO» (Otto René Castillo) y se lamentaba en la distancia el gran dramaturgo Manuel José Arce y cuando uno se da cuenta que las letras de hace más de tres décadas, son igual o peor ahora y uno como lo escribiera Manuel, no quisiera ser de este país lleno de víboras y oportunistas acomodados que vociferan calificativos, pero que se hacen los babosos de la verdadera realidad de la patria. Manuel lo escribió hace más de 30 años y está tan vigente y reciente como el modelo del carro de aquel que sirve de lacayo al explotador de siempre: «Yo no quisiera ser de aquí, yo amo mi país y es un amor triste, infeliz, que me duele, que todos los días tiene nuevas llagas, que siempre está más y más crucificado… Veo su historia de burlas crueles sangrientas». Qué realidad presente esconden estas letras: «Veo a sus moradores misérrimos, ignorantes, enfermos raquíticos, hambrientos?Veo su violencia progresiva galopante»?Y aún así algunos se atreven a cuestionar nuestra triste realidad que no es de hoy, quizás algunos pasaron de noche esa etapa o por la edad no la vivieron, pero jamás se les ocurra querernos distraer con sus calificativos faltos de seso. Y para finalizar a mi podrán llamarme resentido, que eso no es ningún insulto cuando sabemos dónde estamos parados y porque como lo señalara otro grande de nuestras letras Werner Ovalle López y con esto me despido por hoy: «Es por la sien izquierda que hablan todos los hombres. Centro de la palabra, clarín del pensamiento, nacimiento del sueño, corazón de la sílaba. Es por la sien izquierda que hablan todos los hombres. El hombre de hoy, de siempre, debe tomar la izquierda y dejar a un lado los entusiasmos fósiles. Sólo así compañero, serás digno del mundo».
Con un saludo para los amigos lectores que me brindan el favor de sus comentarios y para los otros también, me obligan a responderles con argumentos no con falacias muchos de esos argumentos no los descubrí yo, la razón de la carta es conocer que ya otros mejores que yo, lo hicieron; con mejores letras y en peligrosas condiciones, nada ha cambiado.