Japón está a la vanguardia del desarrollo tecnológico, pero su clase política se rehúsa a entrar de lleno en la era de internet y prefiere la vieja escuela a las redes sociales tan en boga, una paradoja juzgada perjudicial desde el punto de vista democrático.
En Estados Unidos, la eficaz campaña en internet de Barack Obama desempeñó un papel primordial en su victoria en las elecciones presidenciales y la Casa Blanca recurre hoy a la red social Twitter para comunicar.
Pero en el archipiélago no hay ninguna posibilidad de que el primer ministro Taro Aso haga campaña utilizando este sitio de microblogs.
Más del 60% de los japoneses navegan en la web, pero Internet sólo tiene un rol menor en la carrera de la elección legislativa del domingo.
Los políticos prefieren la vieja escuela con operaciones de distribución de octavillas, reverencias públicas o camionetas que repiten sus eslóganes por las calles.
Jeff Kingston, director de estudios asiáticos de la Universidad Temple de Tokio, estima que, al aislarse de esta manera de las nuevas plataformas de comunicación, los dirigentes del país «pierden una oportunidad por suscitar el interés de los jóvenes».
«En la última campaña electoral en Estados Unidos, internet fue una herramienta formidable para movilizar a los jóvenes electores, mientras que en Japón, en las últimas encuestas quedó de manifiesto que sólo un joven sobre tres va a las urnas», subraya.
Sin embargo, algo se mueve en la Web. Los dos principales partidos rivales elaboraron minuciosamente sus sitios de internet y comenzaron a publicar videos en los portales más visitados. Además nuevos sitios internet especializados alientan a los electores a participar en debates en internet.
Pero Japón no está muy avanzado en el sector, en gran parte por una legislación que limita la práctica de la política en internet.
Cuando comience la campaña oficial el 18 de agosto, los candidatos no podrán actualizar sus blogs, enviar boletines por correo electrónico o «colgar» videos en la red. Una ley de 1950 los obliga a repartir el material únicamente en reuniones públicas.
El principal movimiento de la oposición, el Partido Democrático de Japón (PDJ, centro), favorito en estas elecciones, prometió modernizar la ley electoral si gana las elecciones. Acusa a su rival, el Partido Liberal Democrático (PLD, derecha), en el poder casi ininterrumpidamente desde 1955, de bloquear todo cambio.
«El origen de la prohibición (de la campaña oficial en la red) es que la mayoría de los internautas respaldan al PDJ. Esto permite al PLD mantener fuera del terreno político a los jóvenes electores, adeptos a las nuevas tecnologías», asegura Kan Suzuki, un senador del PDJ.
Suzuki fue el primer parlamentario nipón en abrir en 2007 una permanencia en el mundo virtual de «Second Life». Acusa a la prensa tradicional de insistir con la rivalidad entre los grandes partidos en vez de entrar en el fondo de los debates.
«Los electores están cansados de las noticias sobre las guerras del PLD y el PDJ. Quieren saber más sobre los verdaderos desafíos y desde ese punto de vista, internet puede tener un rol crucial», juzga este senador.