La unión hace la fuerza


Hace 200 años el Libertador Simón Bolí­var, al concebir y luchar por la independencia de Sur América de España, visualizaba en el Cono Sur cuatro grandes naciones. La misma España, durante su época y gestión colonial, organizó las colonias en mucho menos naciones de las que actualmente existen en este continente.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

¿Por qué la división y el fraccionamiento en más naciones de las que soñaba Bolí­var, de las que habí­a creado España? Varias son las razones, pero sin duda alguna la principal fue la ambición, el deseo de poder, de enriquecerse las cúpulas económicas o cúpulas de poder en cada una de las principales ciudades que existí­an en las diferentes áreas geográficas.

 

La Capitaní­a General de Guatemala se fraccionó en cinco naciones centroamericanas y, además, perdió más de una sexta parte del territorio al anexarse a México, Chiapas, Campeche, Tabasco, Soconusco y Yucatán.

 

Nadie se atreve a poner en duda que unidos estos territorios que integraron la Capitaní­a General de Guatemala tendrí­amos mejores probabilidades económicas y sociales de salir adelante. Lo mismo podrí­a decirse si en Sur América existieran, por no haberse desintegrado, naciones más grandes con mayores recursos y por consiguiente mayor capacidad de producción, de creación de fuentes de trabajo y de prestaciones económico sociales para su población.

 

La misma República de Panamá no es sino el producto de los intereses económicos que desmembraron de la gran Colombia el territorio que permitió obtener una pequeña nación donde, sin mayores problemas, pudieran construir la ví­a interoceánica denominada actualmente Canal de Panamá.

 

Una irrefutable prueba de las ventajas económicas es la globalización que se predica en el mundo.

 

El mercado común europeo no para de crecer, de incorporar paí­ses a pesar de las enormes diferencias étnicas, de sus múltiples lenguas y de su historia tan diversa de paí­s a paí­s. ¿Qué tienen en común los españoles con los checoslovacos, los polacos o los húngaros? La respuesta es poco en el pasado, bastante en el presente y mucho en el futuro. Crear, desarrollar el mercado común europeo ha implicado el establecer órganos supranacionales, elegir representantes que toman las decisiones en el Parlamento Europeo como un todo. Así­ se han creado diferentes instancias, a nadie -en ese continente- le extraña, le asombra y mucho menos se atreve a decir que deben disolverse o que su paí­s debe retirarse, ya no digamos los sectores empresariales que inclusive tienen en Centroamérica, desde hace muchos años, diferentes organizaciones como Fedeprica.

 

Sólo alguien que no desea mirar hacia el futuro puede pensar que cualquiera de nuestros paí­ses en el istmo centroamericano tiene alguna probabilidad de salir adelante solo. Prueba de ello son los tratados económicos y de otra naturaleza que existen al respecto.

 

Decir que el Mercado Común Centroamericano o que la integración centroamericana ha seguido el rumbo que debí­a seguir, serí­a un grave error, pero retroceder en lo poco que se ha logrado es un error todaví­a más grave. Hablar de una integración exclusivamente en aspectos económicos sólo evidencia que las supercúpulas económicas de cada uno de los paí­ses son tan egoí­stas que sólo miran a través de la abertura de su bolsillo.

Entre más subordinado a intereses conservadores, tradicionales es el Ejecutivo, más trata de retroceder en la integración y por supuesto lo más fácil es tratar de destruirlo en lugar de darle más facultades a las instancias de integración como el Parlacen y la Corte Centroamericana de Justicia.