El dí­a de hoy no me referiré al inveterado problema de la corrupción en ese ente; no lo haré porque en su debido momento -no muy lejano- expondré de manera cronológica la supervivencia de ese mal que beneficia a la mayorí­a de directivos y que a los deportistas tanto daño les ha ocasionado.

Como que si no hubiera sido poco el lastre que han dejado los ex dirigentes, y los permanentes problemas de corrupción actuales, ahora la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala, parece que va a sufrir otro embate que tal vez la debilite y tenga repercusiones más dañinas para el deporte federado.

VOX Pí“PULI principió a escucharse el rumor, comentario, plática, conversación o simplemente «dí­ceres» respecto que muy pronto, la CDAG será objeto de lo denominado un «asalto al poder» por medio de la intervención democrática de las actuales autoridades gubernamentales, en el proceso de cambio de futuras autoridades deportivas.

El motivo, dicen, es llegar al dominio de esa estructura administrativa para aprovechar el jugoso y abultado presupuesto económico que tiene asignado para «invertir» parte del mismo en el programa social «Mi familia progresa» impulsado por la Presidencia de la República.

Ya las primeras voces de alerta principiaron vislumbrar el peligro que para ellas representarí­a que dicho rumor, comentario o dí­ceres de la población, llegaran a ser ciertos. Sin embargo, algunas personas consultadas al efecto, manifestaron que, en todo caso, será preferible que dicho dinero se invierta en programas sociales a que se literalmente se lo sigan hueveando los dirigentes deportivos por medio de las mil y una artimañas utilizadas para el efecto.

Las opiniones, hasta ahora, son encontradas; unos defienden el presupuesto deportivo para su aplicación en actividades deportivas, otros lo ven como una forma de restarles oportunidades a los ladrones para que sigan desfalcando a la CDAG en nombre del deporte y sus ramas deportivas.

La lucha a muerte, a través de los años, por obtener la Presidencia de la CDAG ha llegado a los lí­mites delincuenciales sin parangón: amenazas de muerte, despidos laborales, cohechos, abusos de poder, comisión de delitos y en fin… toda una nauseabunda historia que reúne a muchos personajes que en pos del poder han dejado una estela de miasma en lo que ha debido ser una actividad limpia y de dignidad. Interesante será, entonces, conocer el criterio de la población al respecto y la defensa del presupuesto por las actuales autoridades.