Hemos estado escribiendo sobre problemas nacionales relacionados con el abuso del excesivo consumo de agua y de la peligrosa contaminación de la misma, de parte de las actividades de la minería a cielo abierto y también de los graves daños causados al medio ambiente en general por esas empresas explotadoras de minerales y metales. Y los dos eventos en que se han tratado son el II Seminario Nacional de Diálogo Político Social y el Segundo Informe de Monitores y Análisis de la Calidad de las Aguas alrededor de la Mina Marlin, en San Miguel Ixtahuacán, San Marcos.
En San Miguel Ixtahuacán los pozos ya no tienen agua, donde explota la Minera Marlin. La Comisión de Paz y Ecología (COPAE) de la Diócesis de San Marcos ha denunciado ante el Ministerio Público, sin que hasta la fecha haya atendido sus demandas, y evitado la contaminación del río Cuilco y la deforestación realizada por la compañía minera Marlin. Es tan exhaustivo su consumo diario de agua que equivale a lo que una familia del área consumiría en veintitrés años. Las poblaciones indígenas están preocupadas por el futuro de sus descendientes y protestan porque el Estado no cumple con su primordial fin: realizar el bien común, pues sólo se preocupa del bienestar de los acaudalados, pues a los pobres sólo les da míseras limosnas.
Se informó que las empresas mineras y autoridades del Estado se entrelazan en un contubernio solapado, mediante el cual han engañando y siguen engañando a algunas familias, consistente en que la empresa minera concesionaria se hace cargo de la prestación de algún servicio público, y los vecinos usuarios del mismo lo aceptan, porque saben por experiencia propia que sí la transnacional le pide algo al Gobierno, inmediatamente se le atiende. A tal grado de entreguismo desvergonzado se ha llegado.
Pero, por fortuna, el Consejo de los Pueblos Indígenas no está de acuerdo y califica al Estado de racista, excluyente y tan discriminador que les considera como enemigos, a quienes hay que reprimir y doblegar.
La compañía minera cuando iba a iniciar las operaciones de exploración logró mediante dádivas y promesas y halagí¼eñas que la población no se opusiera de hecho a la explotación, aunque nunca aceptó expresamente que se les otorgara la concesión. Pero, ahora que las familias que habitan en esa área , y que están padeciendo de serios quebrantos de salud por la impureza del agua, particularmente la niñez, así como la escasez del líquido, la empresa ha sobornado a personas con influencia en las comunidades y ha logrado que se enemisten éstas, al grado que la rivalidad ha llegado hasta el enfrentamiento entre grupos de vecinos que no están de acuerdo con que continúen las actividades de la Marlin y los favorecidos por las apetecibles, pero corruptas, delictivas y jugosas coimas. Las riñas constantes están destruyendo el tejido social comunitario e impidiendo que reine la paz en la región, sin que el Gobierno de la República actúe para evitarlo.
Razón por la cual las familias que repudian los abusos de la minera han podido, mediante consultas populares, convencer a gran parte de la población de las localidades vecinas, y que viven en áreas cuya superficie es ya tan extensa, que la Marlin ya no podrá operar en territorio de más de mil kilómetros cuadrados.
Sin embargo, esa sana y firme voluntad de la población, en vez de ser respetada por las autoridades gubernamentales, están reaccionando a favor de la foránea Compañía Marlin y, en contra de sus connacionales, y al efecto, están militarizando la región, a fin de que por temor al terror armado estatal, depongan su actitud patriótica.
La falta de principios morales de la empresa concesionaria es tal, que se ha sabido que para lograr un cuantioso préstamo del Banco Mundial que financió la explotación de la mina, acompañó a su solicitud de crédito, como prueba de la supuesta anuencia de la población, documentos falsos.
A fin de cuentas, la indigna, inescrupulosa e intolerable lección que nos deja esa alianza vituperable entre las autoridades del Estado y la red excavadora y despojadora de nuestros tesoros áureos y argentíferos, en criminal complicidad, nos obliga a los nativos de estas sierras y valles, de Iximulew, a ejercer nuestro derecho de legítima resistencia, incluso hasta la reiniciación de la necesaria Revolución democrática y popular que convierta a Guatemala en un Estado realmente independiente, soberano, solidario y digno.
Y atendamos el llamado de Simón Bolívar, de hace casi 180 años, en octubre de 1821, a los pueblos de Nuestra América:
«Nada interesa tanto en estos momentos como la formación de una liga verdaderamente americana. Es necesario que la nuestra sea una sociedad de naciones hermanas, unidas, fuertes y poderosas para sostenerse contra las agresiones del poder extranjero.» ¡Fuera de la Tierra del Quetzal, los neocolonizadores, de toda laya!