Profunda crisis en partido de Lula


Luis Inácio Lula da Silva, presidente brasileño. FOTO LA HORA: AFP

Los compromisos y alianzas asumidas en nombre de la gobernabilidad desataron esta semana una profunda crisis de identidad en el Partido de los Trabajadores (PT) del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, a poco más de un año de las próximas elecciones presidenciales.


La gota que colmó el vaso y detonó la crisis en el oficialismo fue la decisión de la dirección del PT de orientar esta semana a sus senadores a apoyar que se archivaran denuncias por nepotismo contra el senador José Sarney, centro de una crisis en el Congreso que incluye sospechas de desmanes con dinero público en la comisión de í‰tica.

Sarney, presidente brasileño entre 1985 y 1990, es acusado de permitir la firma de decisiones secretas en la cámara, irregularidades administrativas y tráfico de influencias.

Sin embargo, según la dirección del PT, el apoyo para eximir de responsabilidades al ex presidente en la avalancha de denuncias era necesario para garantizar la supervivencia de la alianza con su Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), y así­ asegurar la gobernabilidad.

La crisis vení­a delineándose desde antes de las elecciones presidenciales de 2006, cuando el PT consolidó su alianza con el conservador PMDB, aunque esta semana se cristalizó de modo súbito dejando al descubierto profundas divergencias internas en el partido de Lula.

Primero fue la senadora y ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva quien anunció su salida del PT –al que ayudara a fundar hace 30 años– alegando diferencias ligadas a la agenda ambiental que ya la habí­an alejado de su puesto en el gobierno.

El mismo dí­a, en medio de la crisis en un paralizado Congreso, el senador Flavio Arns dijo sentirse «avergonzado» de pertenecer al PT y también anunció su salida.

El jueves fue el influyente senador Aloizio Mercadante (elegido a su banca con más de 10 millones de votos) quien expresó su decisión de renunciar a la dirección de la bancada del PT, indignado por las posiciones adoptadas por el partido en nombre de la gobernabilidad.

Fue necesaria la intervención de Lula, mediante una emotiva carta personal, para que Mercadante diera marcha atrás y permaneciera en el cargo. Pero el senador hizo ayer una demoledora crí­tica al estado actual del partido.

El PT paga «un costo polí­tico muy alto por una alianza», dijo Mercadante.

«Tenemos que preservar esa alianza, pero también debemos hacer una discusión profunda sobre los destinos del paí­s. Ideas como la de ética polí­tica no se pueden perder por la gobernabilidad», afirmó.

Consultado sobre el impacto de la salida de Silva y de Arns de las filas partidarias, el propio Lula dijo el jueves: «No veo una crisis en el PT». Pero al dí­a siguiente tuvo que redactar su carta dramática a Mercadante para tratar de contener la crisis interna y preservar la alianza con el PMDB.

Para el sociólogo Francisco de Oliveira, miembro fundador del PT, el partido «se rebajó y ahora es menor que el propio Lula. Esta era una crisis anunciada. Es un viejo vicio conservador, pensar que en nombre de la gobernabilidad hay que someterse a esas maniobras. ¿Vale hacer las cosas así­? No, no vale».

A su vez, el también senador Cristovao Buarque, que ya pasó por el PT, dijo ayer que el partido «perdió el vigor transformador. Ese vigor tendrí­a que venir de Sao Paulo (cuna del PT), pero es precisamente ahí­ donde está más acomodado a la actual situación de gravedad».

La crisis de identidad del partido en el gobierno adquiere mayor gravedad si se considera que los brasileños irán a las urnas en octubre de 2010 a elegir al sucesor de Lula, para quien la alianza con el PMDB es esencial.

Lula ya dejó claro que la actual jefa de Gabinete, la ministra Dilma Rousseff, será candidata presidencial del PT el año próximo, y que quiere al PMDB sumado a la campaña y no en la oposición.