Los países occidentales, enfrentados al desafío militar de los talibanes y al escepticismo creciente de sus opiniones públicas, intentan convencerse de que las elecciones afganas van a dar un nuevo impulso a una democracia asfixiada y a su misión en el país asiático.

Los países con tropas en Afganistán destacaron la movilización democrática de la población, la diversidad de candidatos y la vivacidad de los debates a pesar de la violencia y de los atentados.
Se espera una relación más transparente con el futuro poder legitimado por las urnas, tanto si está dirigido por Hamid Karzai como por otro, y la obtención de acuerdos para aplicar reformas. Las críticas de Occidente a la administración Karzai siguen siendo tímidas, a pesar de que se piden «esfuerzos» en materia de «gobernanza».
Para Thierry Mariani, representante especial de Francia para Afganistán, hubo una «verdadera campaña». Mariani cree en los efectos del cambio de estrategia adoptado a principios de abril en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bucarest, tras siete años de compromiso decepcionante.
Las palabras clave, dijo, son «afganización», «desarrollo» -sobre todo agrícola- y «seguridad».
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, afirmó que las elecciones presidenciales y provinciales celebradas hoy en Afganistán fueron «alentadoras» para la evolución de ese país.
El embajador británico en Kabul, Mark Sedwill, espera que se abra una «nueva fase». «Van a obtener un nuevo mandato político renovado, y eso dará un socio con el que la comunidad internacional podrá trabajar», dijo en la cadena australiana ABC Lateline.
Por su parte, el jefe de la diplomacia australiana, Stephen Smith, afirmó que «celebrar unas elecciones es algo muy importante para la emergencia de un Afganistán como Estado nación capaz de gestionar sus propios asuntos».
Esta es la cara esperanzadora de la moneda, mientras el apoyo a la presencia militar en Afganistán se reduce cada día más -un poco más en Europa que en Estados Unidos-, a medida que crece el número de muertos.
La cara alarmista de la moneda es el periodo posterior a los comicios que se anuncia crítico, explica Bernd Mutzelburg. Si es necesaria una segunda vuelta, cabe esperar más violencia. Si de la primera vuelta sale un vencedor, los vencidos atacarán. En caso de fraude masivo, también habrá violencia.
El voto en las provincias del sur, de mayoría pashtún y bajo dominio de los talibanes, está considerado crucial.
Para Farzana Shaikh, que colabora con el programa asiático del instituto Chatham House, con sede en Londres, mucho dependerá de la tasa de participación. «Quien gane las elecciones se enfrentará a un problema de credibilidad. Menos de un 30% de participación incitaría a la gente a preguntarse si el ganador tiene el apoyo necesario».
Oliver Roy, investigador francés especialista en el islam y los países musulmanes, no ve a corto plazo una «alternativa a Karzai» y no cree en la negociación con los «talibanes moderados».
«Los talibanes creen que van a ganar, así que no van a negociar. Karzai percibe la negociación como un acercamiento de los talibanes moderados a él. Ahora bien, los talibanes no entrarán nunca en un gobierno de coalición dirigido por Karzai», explica.
Hamid Karzai
Presidente afgano y candidato favorito
Kai Eide
representante de la ONU en Afganistán
Anders Fogh Rasmussen
secretario general de la OTAN
Al menos 26 civiles y miembros de las fuerzas de seguridad murieron en ataques cometidos por rebeldes islámicos hoy, día de las elecciones presidenciales y regionales en Afganistán, afirmó el gobierno afgano.
Ocho soldados resultaron muertos durante la jornada, anunció el ministerio de Defensa, añadiendo que se habían registrado 135 incidentes en el país.
También murieron el jueves «nueve civiles inocentes» y «nueve policías», agregó el ministro del Interior, Hanif Atmar, en una conferencia de prensa.
Las elecciones del jueves se han desarrollado sin demasiada violencia, pese a múltiples ataques de impacto limitado, teniendo en cuenta las amenazas proferidas y los atentados cometidos por los talibanes durante los últimos días.